Milagros al Obedecer la Palabra – P1

“Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados.” Lucas 17:14

Jesús se dirigía a Jerusalén cuando pasó por una aldea y le salieron diez hombres al encuentro. Le hablaron desde lejos, como dictaba la norma ya que todos eran leprosos. «Clamaron diciéndole: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!» Y la poderosa y tierna respuesta de Jesús me impacta: “Id, mostraos a los sacerdotes.” Los leprosos entendían bien lo que eso significaba, porque en la Ley de Moisés estaba escrito: “Esta será la ley para el leproso cuando se limpiare: Será traído al sacerdote,” (Levítico 14:2). En otras palabras, Jesús los envió al Templo, a presentarse delante de los sacerdotes como si ya estuviesen sanos. Aunque nada había cambiado delante de sus ojos ni en sus cuerpos, obedecieron la Palabra. Imagino que alguno pensó: “¿Cómo nos presentaremos al sacerdote si no estamos sanos? ¿Y si se enoja al ver que estamos inmundos?” Pero mientras iban [mientras obedecieron, mientras se atrevieron, mientras avanzaban como si ya estuviesen curados], Dios los sanó. No tengo duda de que el Maestro pudo sanarlos con una palabra o tocándolos, como en otros casos. Sin embargo, a este grupo les ordenó actuar antes de ver, invitándolos a caminar por fe, no por vista; a avanzar en la neblina sabiendo que, como el Jordán, el agua se separaría solo cuando los pies de los sacerdotes se mojaran en la orilla. A veces el milagro no se activa cuando oramos o clamamos, sino cuando actuamos… Dios quiere ver nuestra fe antes.

¿Cuál es tu actitud hacia esa promesa de Dios que esperas? ¿Estás sentado esperando que el Señor haga algo? Está bien esperar en Dios. Muchas veces Él prueba nuestra paciencia y en otros casos simplemente no estamos preparados (aunque creemos estarlo), y toca esperar. Pero hay casos donde Dios no interviene simplemente porque está esperando que tú hagas algo primero. Que des ese paso, que te atrevas aun con miedo. Que vayas a presentarte a los sacerdotes, que metas los pies en el agua para que el mar se abra. La fe requiere acción. Pedir esa mano, empezar ese negocio, esos estudios, atreverte a pedir perdón o a perdonar… Aparte de Jesús, solo un hombre en la historia ha caminado sobre las aguas: Simón Pedro. ¿Cómo crees que se bajó de la barca en medio de una tormenta que los tenía aterrados? Yo creo que tenía solo una opción: saltar a lo oscuro e inestable.

“Y él [Jesús] dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús.” Mateo 14:29

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