La obediencia que produce milagros

“Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora. Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que [Él] os dijere.«Juan 2:3-4

En medio de una de las más hermosas celebraciones del pueblo judío, una fiesta de bodas (unión), el vino (símbolo de gozo y alegría) se acabó. No sabemos si fue que el padre de la novia calculó mal, si llegaron algunos “colados” o si simplemente bebieron más de lo estimado, pero la fiesta estaba a punto de terminar. María sabía a quien recurrir: “no tienen vino” (verso 4b) le susurró al oído. El vino en la Biblia representa fructificación y gozo, la sana plenitud que solo te puede dar el Espíritu Santo. Por eso la respuesta de Jesús se puede parafrasear como: “¿Cómo que no tienen vino? ¿Acaso no estoy aquí? Yo Soy su gozo y aún no ha llegado mi hora.”

¿Quieres tener tú también ese gozo? María nos da la clave: 1) Servir (“Su madre dijo a los que servían”) y 2) Obedecer Su Palabra (“Haced todo lo que os dijere»). Vemos luego que, cuando Jesús les dijo a estos hombres (que no eran sus discípulos) que llenaran seis grandes tinajas de agua, ellos: «las llenaron hasta arriba» (verso 7), y cuando les instruyó que se lo llevaran al jefe de meseros, ellos «se lo llevaron» (verso 8). Estos servidores no dijeron: “bueno, si se acabó el vino, se acabó la fiesta, que nos paguen porque ya cumplimos” ni tampoco: “que injusto, ahora tendremos que trabajar más repartiendo otras seis tinajas,” no. A pesar del cansancio, de la rutina y de las molestias de algunos invitados impertinentes, ellos obedecieron de inmediato cada instrucción, y entonces fueron testigos centrales de un increíble milagro que sin duda marcó sus vidas. Si queremos ver prodigios y ser testigos del poder de Dios, debemos servirlo y obedecerlo, sin excusas ni postergaciones. Si Jesús es el Señor en tu vida, ámale con todo tu ser, sirviendo en Su Reino y guardando Su Palabra, solo así podrá Él cumplir Su maravilloso deseo de traer los Cielos a la Tierra (venga Tú Reino) y hacer morada en ti:

“Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.” Juan 14:23

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