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Mensajes para Parejas

“Mas diréis: ¿Por qué? Porque Jehová ha atestiguado entre ti y la mujer de tu juventud, contra la cual has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto.” Malaquías 2:14 Dios le advierte al pueblo que Él no recibe sus ofrendas por varias razones, una de ellas: la deslealtad del hombre …

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“…el que ama a su mujer a si mismo se ama.”  Efesios 5:28 Jesús dice que el primer mandamiento es amarlo a Él “con toda tu alma, y con toda tu mente, y todas tus fuerzas,” (Marcos 12:30) y que el segundo es amar a tu prójimo “como a ti mismo” (Marcos 12:31), pero si …

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“¿No hizo él uno, habiendo en él abundancia de espíritu? ¿Y por qué uno? Porque buscaba una descendencia para Dios. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales para con la mujer de vuestra juventud.” Malaquías 2:15 Desde el principio el plan de Dios ha sido que los esposos sean uno; y que tengan …

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“esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio…» Efesios 5:31-32a Algunos se casan pero con el anhelo de seguir viviendo como solteros. Otros lo hacen con la esperanza de lo que van a recibir, de …

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“Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente.” Juan 5:19 En una oportunidad un padre le dijo al hijo con quien subía …

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“Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.” Lucas 15:20 El primer elemento para impulsar a nuestros hijos es la Instrucción. Ellos deben ser entrenados, por lo que debemos tomarnos el tiempo …

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“Corrige a tu hijo, y te dará descanso, Y dará alegría a tu alma.” Proverbios 29:17 Es bueno que seamos amigos de nuestros hijos pero no primero que padres. Los amigos van y vienen pero los padres no. Corregir a nuestros hijos es un acto de amor, una clara muestra de nuestro genuino interés por …

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“Los hijos de Elí eran hombres impíos, y no tenían conocimiento de Jehová.” 2 Samuel 2:12 Elí era el sumo sacerdote, el encargado de guiar espiritualmente al pueblo de Dios y de ministrar en Su Presencia. Solo él tenía acceso al lugar santísimo para interceder cada año por los pecados del pueblo. En otras palabras, …

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“Él [Elías] hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.”  Malaquías 4:6 Este verso es la última cita del Antiguo Testamento y me impresiona leer que no anuncia la venida de Jesucristo ni el …

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“Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. Génesis 2:24

El costado de Jesús al igual que el de Adán, fue abierto y permanece así (Juan 19:33, 20:27) hasta que la novia (Iglesia) se una con Cristo en las bodas del Cordero. El matrimonio es la re-unión de dos en uno, simbolizada en la costilla que regresa al cuerpo del que salió. Del mismo modo que en el mundo físico los genitales se complementan y requieren uno del otro para una completa consumación, las almas femenina y masculina requieren comunión emocional, intelectual y espiritual para estar completas. El machismo y feminismo provienen de la ignorancia (y arrogancia) de creernos independientes, sin necesidad de recibir del otro en alguna de estas áreas. Renunciamos a esas necesidades y justificamos nuestra conducta, pero el hoyo en la costilla permanecerá vacío… Aún en parejas del mismo sexo observamos la tendencia de cada miembro hacia roles opuestos (femenino o masculino), en un intento instintivo de completarse uno al otro.

La esposa es parte del esposo, y el esposo de la esposa. Ambos valen lo mismo pero no son iguales sino complementarios. ¿Por qué muchas mujeres leen novelas “rosa”? Porque en ellas, el héroe varonil y valiente es además emocional, como mujer. ¿Por qué muchos hombres se atan a la pornografía? Porque en ésta, la mujer sexy y femenina además se comporta, en la intimidad, como hombre. Pero ambos casos son irreales, les pagan por actuar así. No le pidas a tu pareja lo que no puede darte, su diseño es diferente. No compitas ni trates de hacerle igual a ti porque dañarías su diseño divino, y más tarde, te decepcionarías… Intenta vivir considerando la perspectiva de alguien que tiene una muy diferente estructura psicológica y espiritual, además de física, y reconcilia lo mejor de “ambos mundos.” No desprecies a tu pareja, es carne de tu carne:

“Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.” Efesios 5:29-30

“Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre [Adán] esté solo; le haré ayuda idónea para él.” Génesis 2:18

Dios creó al hombre del polvo, soplando sobre sus narices “aliento de vida” (verso 7) pero a Eva la formó a partir de una costilla de Adán, quien ya era un “ser viviente.Eva y Adán eran un mismo ser, ella formaba parte de él y Dios los separó para que pudieran disfrutarse en lo físico, en lo visible, palpable. Por eso Adán, al ver a Eva dijo:»Esta si es carne de mi carne» (verso 23). Imagino su alegría y emoción; supongo que todo su ser se estremeció profundamente. Estaba viéndose a sí mismo, en femenino, e imagino que de inmediato dispuso su corazón para lograr que ella lo siguiera. Él quería introducirla al jardín, ser su guía y su líder, quería impresionarla con sus conocimientos y habilidades, y presumo que disfrutaba mucho cada vez que ella parecía admirada de él.

Eva por su parte, mientras se descubría a si misma observaba la mirada maravillada de Adán quien todavía no lo podía creer, y le gustó esa sensación de sentirse así, deseada y guiada en ese mundo desconocido, y por eso dispuso su corazón para cautivarlo y que nunca se apartara de ella. Adán existía desde antes y tenía consciencia de si mismo, por eso se centró en Eva. Ella en cambio, se descubrió a sí misma al tiempo que descubría a Adán, por eso se centró en ambos, en la relación. Para Adán, lo importante era ella y necesitaba ganarse su admiración, hacerle saber que nadie estaba mejor equipado que él para guiarla. Para Eva lo importante era ella misma, seguir atrayendo a Adán para sentirse amada y acompañada. Creo que Adán se preguntaba: “¿cómo la hago sentirse?” mientras Eva en cambio pensaba: “¿cómo me siento con él?” En esencia, no hemos cambiado mucho… ¡Qué bueno ser tan diferentes!

“Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera” Génesis 1:31

“Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre [Adán] esté solo; le haré ayuda idónea para él» Génesis 2:18

Imagina que eres el único ser humano de la tierra. No hay familia ni amigos ni niños; los animales te obedecen y te temen, y los árboles te dan su abundante fruto. Tú gobiernas todo, y todo es para ti, solo para ti. Tienes a Dios físicamente y lo ves con frecuencia; inesperadamente entra al jardín y te llama: “… ¿Donde estás tú…? (Génesis 3:9) Así de increíble era la vida de Adán pero, aunque tenía a Dios y disfrutaba de una estrecha relación con Él, estaba incompleto, algo le faltaba. Aunque te cueste creerlo, Dios no era suficiente para que Adán estuviese completamente feliz, y el Padre, sin celo alguno, decide crear de la misma carne y esencia del hombre, una criatura especial, hermosa, un complemento o «ayuda idónea», una compañera irresistible porque pone en ella exactamente aquello que a Adán le encantará. Ella lo cautivará pero también le ayudará de una manera “idónea,” es decir óptima, ideal, ¡mejor que nadie más! En el plan original de Dios, tu pareja es tu mejor apoyo, tu mejor compañía, tu mayor soporte, motivador y asesor. Urge volver a ese plan, ¡comienza tú!

 

Pero Dios no hizo a Eva como a Adán, del polvo, sino que sacó del hombre una parte de sí mismo para que visible y físicamente pudiera tenerla; y ella tenerlo a él. Yo creo que esa costilla contenía también buena parte de su alma. Y a partir de entonces, a todo hombre le faltará su esposa para estar completo, y viceversa. Así instituyó Dios el matrimonio y lo hizo sagrado, no porque un sacerdote bendiga a la pareja sino porque el Dios y Creador del universo, le cedió a ella una parte de Su puesto en el corazón de él, y viceversa… Dios habita en tu pareja. Escarba un poco, búscalo,  ¡encuéntralo! La imagen del mismísimo Espíritu Santo de Dios allí, a tu lado, en tu cama, vestido de piel…

“Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne;…” Génesis 2:22-23a

 

“Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor;” Efesios 5:22

Esta es una de las citas de la Biblia que más se ha distorsionado en el mundo cristiano. Por un lado los hombres, guiados por la imaginación, el egoísmo y quizás delirios de grandeza, hemos querido ver en esta Escritura la justificación para ejercer dominio sobre la mujer, abusando de la autoridad en vez de liderando, anulándola con prepotencia en vez de edificándola con sabiduría. Por su parte muchas mujeres, ya acostumbradas también a esta perversa interpretación religiosa, creen que este es el plan de Dios para ellas, y por eso las vemos muchas veces pidiéndole permiso al esposo para estudiar, para decisiones menores sobre los hijos e incluso para servir a Dios. Pareciera que la mujer creyente fuese la extensión del hombre, alguien quien, al casarse, perdió toda su individualidad.

Pero acá no dice que el hombre es el señor de la mujer sino que la mujer debe sujetarse al marido como al Señor, es decir de la misma forma como ella se sujeta a Él. Ahora bien: ¿se sujeta la mujer a Dios a la fuerza? ¿Acaso vino un día el Espíritu Santo y la obligó a seguirlo? ¿La ofende o maltrata cuando comete un error o no hace Su voluntad? ¡Jamás! Dios respeta profundamente nuestra individualidad y valor. Él es nuestro Creador y nos ama. Él construye, no destruye; restaura, no mete el dedo en la llaga. Dios nos seduce, a mujeres y hombres, con Su amor, paciencia, santidad, sabiduría… y si, también con Su poder, pero solo usa ese poder para protegernos y proveernos, no para agredirnos ni degradarnos. La mujer es nuestra “ayuda idónea” Génesis 2:28 no nuestra propiedad, es “coheredera de la gracia de la vida” 1 Pedro 3:7 no nuestra empleada, ella es la “corona de su marido” Proverbios 12:4 no la suela de su zapato. Cuida, bendice, protege a tu esposa. ¡Ámate a ti mismo amándola a ella! Efesios 5:28 Trátala de una manera muy especial, mejor que a nadie; confía más en ella y te aseguro que no te arrepentirás…

“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella” Efesios 5:25

“Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.”  Efesios 5:33

En la mayoría de las comunidades en que vivieron nuestros ancestros, los hombres, más fuertes físicamente, salían a cazar y a la guerra para garantizar la supervivencia de sus tribus. Ellos tenían que “desconectarse” emocionalmente de sus seres queridos para enfocarse en su objetivo: sostener y proteger a sus familias. (Quizás esto explique por qué hablamos menos y somos por lo general menos empáticos que las damas). ¿Y cuál era su mayor satisfacción? Regresar a casa con animales para alimento, abrigo y otros fines, o con las cabezas de sus enemigos. Esto significaba honra, respeto, admiración y una autoestima que decía: “soy capaz, soy especial, soy un héroe porque protejo y proveo a mi familia.” Su llegada anunciaba provisión, éxito y paz, y era seguida de festejos abundantes, de narraciones de las hazañas y seguramente, de abundante sexo.

Pero hoy en día pocas mujeres calificarían de héroe al esposo por proveer sustento al hogar, independientemente de cuan duro o demandante sea su trabajo. ¿Te imaginas cómo se hubieran sentido estos hombres si, al momento de regresar gozosos, con alimento abundante y pieles, agotados pero satisfechos por lo que traen, felices de volver a ver a sus familias, éstas no salieran a recibirlos sino que los ignoraran completamente porque después de todo: “es su deber”? No hay nada más penoso que, después de un duro día de trabajo, llegar a casa y encontrar crítica y deshonra, pero así sucede frecuentemente en muchos hogares. Las mujeres trabajan muy duro también pero su necesidad de reconocimiento es generalmente menor, por eso Pablo no instruye a la mujer a que ame sino a que respete a su marido.” La primera necesidad del varón es respeto pero no en la forma de miedo sino de honra. Todo hombre anhela y necesita desesperadamente la admiración sincera de una mujer, mucho mejor si esta es su esposa…

“La mujer sabia edifica su casa; Mas la necia con sus manos la derriba.” Proverbios 14:1

“Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.”  Efesios 5:33

En el pasado, cuando los hombres salían de cacería o a la batalla, las mujeres (más fuertes psicológicamente) se quedaban en la comunidad, desarrollando los sólidos nexos necesarios para convertir a esos grupos dispersos en un gran hogar colectivo. Ellas mantenían la unidad y la esperanza de la tribu mientras esperaban pacientemente y sin garantía alguna de que los hombres tendrían éxito. Las labores eran grupales, incluyendo la recolección de frutos (quizás eso explique su atracción por las compras), la fabricación de vestidos (quizás eso explique su interés por la moda) y la educación de los niños (quizás eso explique por qué no confían mucho en nosotros para cuidarlos). Imagino largas conversaciones nocturnas alrededor de una fogata, compartiendo sueños y temores, mientras se daban aliento y consuelo. Ellas no buscaban una solución a sus problemas, solo deseaban animarse y compartir su sentir; hablar y ser escuchadas…

¿Te imaginas que, al salir ellas gozosas y emocionadas a recibir a sus hombres que regresaban, éstos ignoraran toda la angustia de su soledad, los sucesos que acontecieron (quizás algún conflicto entre ellas), las últimas hazañas de sus hijos así como los atavíos que para ellos estaban usando? Después de todo “ellos hacen la parte dura…” Si, quizás el hombre hacía el esfuerzo físico pero ¿qué hay del esfuerzo continuo de educar espiritual, intelectual, emocional, física y socialmente a los hijos? Creo que es mucho más fácil salir a trabajar que convertir nuestra casa en hogar (además de que muchas mujeres también trabajan fuera de casa). Podemos ser tan egoístas que ni siquiera nos percatemos de sus necesidades, atrincherados en el viejo paradigma de que “nadie las entiende” pero, si observamos un poco más adentro y sin prejuicios, veremos la maravillosa bendición que significa tener una esposa. Ámala, protégela, exáltala; trátala de muchísima mejor manera que al resto de la humanidad porque solo ella es “carne de tu carne” Génesis 2:23 y anhela darte el mayor de los premios: ella misma.

 “Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.” Efesios 5:28

“Sea bendito tu manantial, Y alégrate con la mujer de tu juventud, Como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, Y en su amor recréate siempre.” Proverbios 5:18-19

Me encanta ver la manera limpia y sin religiosidad con que el Creador percibe nuestra sexualidad, al contrario del enemigo que ha sido tan exitoso en ensuciarla. Dios no ve el jugueteo íntimo como perverso, Él lo creó. El sabio Salomón enseña claramente al hombre a bendecir (cuidar, proteger, santificar) su manantial de vida. La virilidad es un don de Dios y no está hecha para cualquiera; sin duda se te dio para usarla, pero no para abusarla. Él quiere que el esposo haga a la esposa sentirse amada y atractiva, que ella sepa con certeza que él no necesita a nadie más, a nada más, solo a ella…

Yo he conocido a niños más capaces o educados que mis hijos pero jamás trataría de intercambiarlos; ellos son los que Dios me dio a mí, los míos. Los prefiero ante todos los demás, los disfruto más que a todos los demás y les doy mucho más que a los demás. Es mi decisión. Algo similar ocurre con la pareja: Salomón no le ordena a la mujer que satisfaga al hombre sino le dice al hombre que las caricias de ella “lo satisfagan a él en todo tiempo.” O sea que la decisión de ser satisfecho reside en quien recibe las caricias, no en quien las da. Lo mismo sucede con recrearse en el amor del otro. Tú decides recrearte en el amor de tu pareja, tú decides que sus caricias te satisfagan, tú decides alegrarte con ella y hacerla sentir amada y atractiva. El mundo dice que tu pareja debe brindarte satisfacción pero algunos quieren recoger flores donde siembran abrojos, espinas y cizaña. No puedes sembrar celos y cosechar confianza, no puedes sembrar agresión y cosechar ternura, no puedes manipular y cosechar lealtad. Enamórate cada día mas de tu cónyuge, Dios le hizo para ti, disfrútale, que sus caricias te satisfagan en todo tiempo y en su amor recréate siempre, y que tu pareja pueda decir de ti:

“Yo soy de mi amado, y mi amado es mío;” Cantar de los Cantares 6:3