Tu ayuda idónea – parte 3
“Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.” Génesis 2:24
El costado de Jesús al igual que el de Adán, fue abierto y permanece así (Juan 19:33, 20:27) hasta que la novia (Iglesia) se una con Cristo en las bodas del Cordero. El matrimonio es la re-unión de dos en uno, simbolizada en la costilla que regresa al cuerpo del que salió. Del mismo modo que en el mundo físico los genitales se complementan y requieren uno del otro para una completa consumación, las almas femenina y masculina requieren comunión emocional, intelectual y espiritual para estar completas. El machismo y feminismo provienen de la ignorancia (y arrogancia) de creernos independientes, sin necesidad de recibir del otro en alguna de estas áreas. Renunciamos a esas necesidades y justificamos nuestra conducta, pero el hoyo en la costilla permanecerá vacío… Aún en parejas del mismo sexo observamos la tendencia de cada miembro hacia roles opuestos (femenino o masculino), en un intento instintivo de completarse uno al otro.
La esposa es parte del esposo, y el esposo de la esposa. Ambos valen lo mismo pero no son iguales sino complementarios. ¿Por qué muchas mujeres leen novelas “rosa”? Porque en ellas, el héroe varonil y valiente es además emocional, como mujer. ¿Por qué muchos hombres se atan a la pornografía? Porque en ésta, la mujer sexy y femenina además se comporta, en la intimidad, como hombre. Pero ambos casos son irreales, les pagan por actuar así. No le pidas a tu pareja lo que no puede darte, su diseño es diferente. No compitas ni trates de hacerle igual a ti porque dañarías su diseño divino, y más tarde, te decepcionarías… Intenta vivir considerando la perspectiva de alguien que tiene una muy diferente estructura psicológica y espiritual, además de física, y reconcilia lo mejor de “ambos mundos.” No desprecies a tu pareja, es carne de tu carne:
“Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.” Efesios 5:29-30