Modelando a tus hijos

“Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente.” Juan 5:19

En una oportunidad un padre le dijo al hijo con quien subía una escarbada montaña: “ten cuidado por donde pisas porque está resbaloso,” a lo que el niño respondió: “no te preocupes papi, pondré mis pies dentro de tus huellas.” Tus hijos seguirán tus pasos, no tus palabras. Algunos creen que sus hijos no pueden ver mas allá de la fachada que ellos quieren mostrarles pero no es así, ellos observan mucho más allá. No son tontos ni ingenuos. Ellos captan todo pero su temor los hace, al igual que a ti, disimular y pretender que todo está bien. Por eso Jesús nos enseña acá un principio clave de la paternidad: los hijos harán todo lo que vean hacer a sus padres.

Los niños aprenden mucho más que aquello que procuramos enseñarles. Si una madre atareada quiere crear en su hijo un nuevo hábito, pero para lograrlo usa la manipulación, aunque posteriormente el niño lleve a cabo esa tarea a la perfección, también está aprendiendo a manipular. Si ese padre que desesperadamente procura ser amigo de su hijo, dice una mentirita “blanca” a la maestra para sacar al chico de un apuro, inevitablemente le habrá enseñado también a mentir. Tus hijos no harán lo que tú les digas sino lo que vean a diario en ti. Ellos serán leales si tú eres leal, no basta con que se los digas si con frecuencia te escuchan y te ven hablar mal de otros. Ellos serán más esforzados si ven que te esfuerzas y no porque les cuentes cuando duros fueron los tiempos de tu niñez. Ellos serán alegres si tú sonríes más a menudo, y confiarán más en Dios y en si mismos si ven todo eso en ti. Ellos son tu reflejo así que si algo de ellos te molesta en exceso, revisa tu corazón, quizás te lleves una sorpresa y solo sean tu espejo. Tú eres el líder de tus hijos, su ejemplo, el que traza el camino que ellos seguirán, las huellas donde ellos afirmarán sus pies. No te desvíes para que no se desvíen. Ellos van a imitarte. Debes ser tu mejor tú para que ellos sean sus mejores ellos. Debes inspirarlos, motivarlos y dirigirlos, y con la guía de Dios poder decir como Pablo:

“Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.” 1 Corintios 11:1

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