La apatía del esposo y el espíritu de Jezabel – parte 1

“Y su mujer Jezabel le dijo: ¿Eres tú ahora rey sobre Israel? Levántate, y come y alégrate; yo te daré la viña de Nabot de Jezreel.” 1 Reyes 21:7

El frágil rey Acab quiso comprar una linda viña pero su dueño, Nabot, no quiso vendérsela porque allí estaban enterrados sus ancestros. El rey pudo haber ofrecido más dinero o, si eso fracasaba, aceptar las buenas razones de Nabot y olvidar todo el asunto. Sin embargo Acab “vino a su casa, triste y enojado… se acostó, volvió su rostro y no comió” (Verso 4). Imagino que también hacía “puchero” con el pulgar en la boca. Una vez enterada, su esposa Jezabel decide resolver el asunto tomando el liderazgo que él no tomaba, pero además de una manera perversa: envió cartas en nombre de Acab acusando injustamente a Nabot para que fuera apedreado, lo cual fue obedecido inmediatamente porque ella las selló con el anillo del rey. Luego, cuando Jezabel le dice al rey que vaya a tomar “su” viña porque Nabot había muerto, él simplemente “se levantó” (o sea que aún seguía en cama en vez de estar despachando sus asuntos como rey) “para tomar posesión de ella” (verso 16). ¡Ni siquiera preguntó como murió Nabot! ¡Que lamentable falta de hombría y de liderazgo! Este hombre cedió su fortaleza y virilidad a su mujer, intercambiando su rol con ella…

Y tristemente los Acab nos hemos multiplicado… y cada vez más mujeres usurpan ese liderazgo debido al vacío espiritual y psicológico que el hombre no llena, renunciando ellas inconscientemente a su femineidad mientras reafirman la debilidad del esposo, fortaleciendo el círculo vicioso. Pero tú varón, eres escudo de tu hogar y debes recuperar tu lugar, por tu bien y el de ella. Tú no vas a ser como Adán quien, a pesar de estar en el jardín para guardarlo (Génesis 2:15) solo observaba mientras Eva, en su ilusión de independencia de él, arriesgaba a toda la humanidad charlando con la serpiente. No comas ese fruto. No se trata de si Eva te involucra, de si aprecia o no lo que haces. Esto es entre Dios y tú porque fue Él quien te puso como cabeza de esa familia, y así como Él cumple Su pacto contigo, tú lo cumplirás con ella y los tuyos. Está en tu naturaleza, en lo más profundo de tu diseño. No se trata de lo que los otros hagan, se trata de quien eres: ¡un héroe!

“Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer…” 1 Corintios 11:3

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