Padres e hijos – Estableciendo los límites

Dios le dijo a Adán: “mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.”” Génesis 2:17

Dios rodeó de abundancia a su reciente creación pero también le estableció claros límites. Podían comer y disfrutar de muchísimos árboles llenos de apetitosos frutos, pero no de todos. Poner límites a los hijos es un acto de amor. Así como limitamos su tiempo de televisión o el consumo de caramelos, debemos ponerles fronteras a sus comportamientos. El quinto mandamiento ordena honrar a tu padre y a tu madre “para que sean prolongados tus días, y para que te vaya bien sobre la tierra que Jehová tu Dios te da.” ¿Quieres que tus hijos tengan una larga vida y que les vaya bien en la tierra? Asegúrate de que aprendan a honrarte, solo así obtendrán la bendición prometida. No importa la época ni la moda, más allá de que “los tiempos han cambiado y los chicos de hoy en día son diferentes,” los hijos deben respetar y obedecer a sus padres; ellos no deben gritarte, humillarte ni ignorarte. No es tema moral sino espiritual. Su rebeldía contra ti es una maldición para ellos mismos y tú debes protegerlos de su propia ignorancia y autosuficiencia. ¿Cómo? Estableciéndoles límites…

Tu hija pequeña debe saber que si golpea a otro niño, va a recibir un castigo. Tu hijo adolescente debe conocer claramente lo que puede o no beber en la fiesta, y a qué hora debe estar de regreso en casa. Tú defines los límites, no ellos. Por supuesto que se van a quejar porque por ahora no entienden que es para su bien. Cuando Jesús se disponía a lavar los pies de Pedro y éste se resistía a obedecer, el Maestro le explicó: “Lo entenderás después.” (Juan 13:7) A pesar de que los jóvenes compiten frecuentemente sobre a quién se le permite hacer más, he visto con pesar que, aquellos que obtienen de sus padres completa libertad para hacer todo lo que les plazca sienten, en lo profundo de sus almas, que ellos no son tan importantes para sus padres. Cuando los limitas, les muestras que los proteges, que te importan, que te preocupa su bienestar más allá del agradarles. No quieras ser más amigo de tus hijos que padre; amigos tienen muchos pero padre o madre, solo a ti. Cuando Pedro permaneció en su negativa y le dijo a Jesús que Él jamás le lavaría los pies, el Maestro puso el límite advirtiéndole firmemente:

“… Si no te lavare, no tendrás parte conmigo.” Juan 13:8

Los comentarios están cerrados.

A %d blogueros les gusta esto: