Consumado es
“Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.” Juan 19:30
Las últimas palabras de Cristo fueron: “Consumado es,” lo que significa que la misión estaba terminada, completa y cumplida; absolutamente nada faltaba por hacer. El plan divino no contempla que nos enfermemos para morir sino que, una vez culminemos aquello para lo que Dios nos creó, regresemos a casa. Jesús pagó por nuestros pecados y llevó nuestras enfermedades (Isaías 53:5-6), llevo nuestras maldiciones (Gálatas 3:13) y nuestra pobreza (2 Corintios 8:9); de modo que si tú, ahora mismo “…confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo” (Romanos 10:9-10). ¿Qué es lo que estos versos nos están diciendo? Que al creer en Jesucristo y Su obra redentora somos redimidos, perdonados, libres de deuda. Entramos bajo la cobertura de Su pacto y tenemos acceso al trono de Su gracia (Hebreos 4:16). ¡No tenemos que hacer ningún sacrificio! ¡Él ya lo hizo todo! ¡CONSUMADO ES!
Muchas personas creen que deben sacrificarse y pagar el precio que ya Jesús pagó. Por eso inventaron al Purgatorio, un lugar de tormento y castigo donde aquel que creyó en Dios pero falló en su comportamiento moral, sufre durante un período de tiempo indeterminado hasta que expíe sus pecados. Sin embargo, la Biblia no menciona esa doctrina por una razón simple: es anticristiana. Si tú, habiendo creído en Dios y habiéndote arrepentido sinceramente delante de Él, tienes que pagar un precio, entonces el sacrificio de Jesús no fue suficiente ni Su gracia tampoco. Las personas que se flagelan, pasean pesadas imágenes durante ciertas fiestas o se martirizan recorriendo de rodillas largas distancias, dañando su cuerpo que es templo del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19), aunque buscan honrar a Dios, lo están degradando y se vanaglorian al asumir que el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo no fue suficiente por lo que es necesario que ellos culminen (hagan consumación de) aquello que Jesús inició. Pero Jesús si consumó el único sacrificio posible por nuestra salvación, comprándonos con el precio de Su preciosa vida, por eso dejó muy claro que no hay otro:
“Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” Juan 14:6