Una lección de fe

“Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.” Mateo 15:27

Esta mujer no creyente nos da una lección sobre cómo clamar a Dios. Su hija estaba “gravemente atormentada por un demonio” (Verso 22) y ella clamaba tan insistentemente a Jesús que los mismos discípulos le dijeron al Maestro: “despídela,” esperando que Él la sanara y ella los dejara en paz, pero Jesús probaba su fe duramente: “No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel”. (Verso 24) Pero ella, lejos de desalentarse: “se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme!” Y el Señor le dio otra negativa aún más ruda: “No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos.” (Verso 26). ¡Jesús le dijo perra! ¿Qué hubiéramos hecho tú y yo? ¿Ofendernos, decepcionarnos y no regresar jamás? Pero ella no, ella perseveró, ¿por qué?

Primero: No hay clamor más profundo que aquel que se hace por un hijo. Estamos dispuestos a hacer más por ellos que por nosotros mismos, incluyendo el ser humillados o expuestos. Debemos orar siempre con ese mismo clamor porque Dios es quien inspira tus oraciones y cuando oras por ti mismo o por otros, ¡estás orando por Sus hijos! Segundo: Ella tenía la certeza de que Jesús podía sanar a su hija, por eso no cedía. Si tienes dudas, oras menos, pero si crees que Él puede, insistes. Tercero: Jesús era su única opción, todo o nada. Su hija era atormentada por el diablo y ella no sabía como liberarla, pero sabía que Jesús si. Su insistencia provenía de su convicción de que Él podía hacerlo. Y cuando Jesús la llamó “perrilla,” no le importó sino que usó esta dura afirmación como argumento a su favor. Ella quería la sanidad de su hija a toda costa: “pero con una migaja tuya será suficiente.” ¡Increíble! Aprendamos de ella: 1) Clamemos con fervor (como por un hijo), sabiendo que 2) Jesús es el único que lo puede hacer (nadie más), pero 3) sabiendo que para Él no es difícil, es como darnos una migaja de Su pan. No cedas, ¡no sueltes lo que es tuyo! Da resultados:
“Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.” Mateo 15:28

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