No seas confundido jamás
“En ti, oh Jehová, he confiado; no sea yo confundido jamás; Líbrame en tu justicia.” Salmos 31:1
Cuando tú realmente confías en Dios, a través de la sangre de Jesucristo, el enemigo pierde todo poder sobre ti y lo único que le queda es la mentira. Jesucristo “despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente triunfando sobre ellos en la cruz del calvario.” (Colosenses 2:15). En este contexto, despojar es similar a degradar. Un general de las fuerzas armadas de una nación tiene gran poder, pero si el presidente lo despoja o degrada, inmediatamente su poder se anula legalmente. Eso fue exactamente lo que Jesucristo hizo en la cruz. Por eso el diablo tratará, a toda costa, de distraerte, desviarte, confundirte, hacerte pecar, dudar, desanimarte y poner conflicto a tu alrededor, en fin, retrasar los planes de Dios en tu vida. Pero recuerda algo, si sientes oposición es porque te estás moviendo. Si el diablo se quiere entrometer es porque estás sirviendo al reino de la luz. Él no se opone a los que no brillan sino a los visionarios, a aquellos que con la luz de Jesús deshacen sus tinieblas.
Lo importante acá es que no seas confundido jamás. Que en medio de la oposición recuerdes que “mayor es el que está en ti que el que está en el mundo.” Y que cuando todo parezca desplomarse, recuerdes que “pasarán los cielos y la tierra pero Su Palabra no pasará.” Y cuando el temor quiera invadir tu alma, le cierres la puerta diciéndole: “Yo no temo porque Dios está conmigo, no desmayo porque Él es mi Dios que me esfuerza. Siempre me protegerá y siempre me sustentará con la diestra de Su justicia.” Y cuando las finanzas parezcan desfallecer recuerda que si “Jehová es tu pastor, nada te faltará.” Y si tu matrimonio se tambalea, declara que “lo que Dios unió, el hombre no lo separará.” Y si tus hijos se están descarriando recuerda que “serán como árboles plantados junto a corrientes de agua, que su hoja no cae y darán fruto a Su tiempo.” En otras palabras declara: Jehová es mi luz y mi salvación, ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida, ¿de quién he de atemorizarme? Él es mi refugio y mi torre fuerte. Yo habito al abrigo del Altísimo y moro bajo la sombra del Omnipotente. Es necesario que entiendas que Dios siempre está contigo. No mires con los ojos naturales porque eso es lo que satanás quiere. Usa los espirituales, allí él está vencido. No te dejes engañar por su aspecto. La serpiente antigua, el maligno parece una pequeña lombriz cuando el ángel de Jehová acampa contigo. ¡Que no te confunda su aspecto!
“…y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” Mateo 28:20b