Decídete
“Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?” Mateo 14:31
Pedro había tenido una experiencia completamente sobrenatural. Cuando vio a Jesús caminando sobre las aguas y sin saber siquiera si era Él, le propuso con un grito: “Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.” (Verso 28b). El Señor dijo “Ven,” y Pedro tuvo que haber saltado en la oscuridad…
Conozco a muchas personas que pueden tardar (o quizás deba decir perder) años para tomar una decisión. ¿Crees que más meses de espera van a aclararte el camino? ¿Estamos en agosto y piensas ir en enero a ver cuándo empiezan las inscripciones para ver si puedes comenzar a estudiar esa nueva carrera? ¿Sigues dudando para proponerle matrimonio a esa mujer que te encanta porque temes perder tu “libertad,” de modo que ni finalizas la relación ni te comprometes? ¿Llevas un año evaluando si te metes o no en la compra de esa casa o comienzas ese negocio? ¿Esperas el próximo lunes o el primero del mes para comenzar otra nueva dieta? ¿Eres de los cristianos que antes de cada decisión necesitan aprobación, confirmación, reconfirmación y que un profeta los bendiga? Acá vemos que Pedro sintió un impulso sobrenatural de andar sobre las olas porque veía a Jesús hacerlo. ¿Le preguntó él su opinión a Juan y a Santiago? ¿Qué crees que le hubieran dicho? Pedro le preguntó al Señor de los cielos. Me encanta que le dijo “manda” que yo vaya a ti. En otras palabras, la decisión de atreverse no dependía de la sensatez de saltar de una barca con el viento en contra a eso de las tres de la mañana, no. La decisión dependía únicamente de que Dios lo ordenara. Debes entender que lo que Dios te pide a ti no necesariamente se lo pide a otro, ni esa orden tiene siempre que hacer sentido. Si Dios te lo dijo, ¡hazlo! Enfócate más en Dios. Pedro se atrevió porque vio a Jesús hacerlo. Deja de preocuparte por cada posible consecuencia. ¡Tú no eres Dios! Invierte ese tiempo en vivir apegado al Espíritu porque, si te equivocas: Él “enderezará tus veredas.” Toma tu decisión. Después de todo, si te hundes Él “al momento extenderá Su mano y te asirá.” Mejor atreverte y fallar que vivir cada día dudando.
“Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas.” Proverbios 3:5-6