Recompensa de Profeta

“El que recibe a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá; y el que recibe a un justo por cuanto es justo, recompensa de justo recibirá.” Mateo 10:41

Jesús está revelando algunas de las recompensas de servir a Dios sirviendo a aquellos que le siguen. Y continúa diciendo que, si alguien le da un simple vaso de agua fresca a uno de sus seguidores (a quienes amorosamente llama “pequeñitos”), esa persona no quedará sin recompensa. Ahora bien, imagina lo que esto significa por un momento. Los profetas son personas totalmente dedicadas a Dios, quienes hacen grandes sacrificios al separarse de muchas cosas mundanas, con el único fin de oír la voz de Dios y compartirla con el pueblo, para su bien. Muchos de ellos sufren persecución, crítica y castigos por la oposición del mundo. ¿Está Jesús diciendo que, si alimento a un profeta, le doy alojamiento o lo bendigo de alguna manera, recibo una recompensa de profeta? Eso es como decir que, si recibo a un atleta olímpico porque es un gran deportista, también yo recibiré una medalla. ¡Es absurdo! Pues claro que lo es. La gracia de Dios es totalmente absurda, desproporcionada e irracional a nuestro entendimiento. Su amor y compasión no calzan en nuestros estándares de justicia, no caben en nuestras mentes.

Frecuentemente escucho personas que desean prestar un gran servicio a Dios, esperando ese llamado, ese cambio de vida; una circunstancia que los catapulte a predicar, a alabar en una banda, hacerse misionero o cualquier otra cosa trascendente. Nada de malo con ello, solo que de acuerdo con esta Escritura no es necesario esperar la gran oportunidad. Podemos comenzar hoy mismo dándole un vaso de agua al sediento. Está muy bien soñar con servir en misiones, pero mientras esa puerta se abre puedes ir sirviendo a tus seres queridos, vecinos y amigos. Jesús dijo que al que es fiel en lo poco, se le dará más. Quizás necesites un poco de entrenamiento para demostrarle a Dios que estás listo para cosas mayores. De hecho, el mismo verso dice que aquel que recibe a un justo, porque es justo, recibirá recompensa de justo. Bueno, si has hecho a Jesús tu único y suficiente Salvador, su sangre te justifica, de modo que, si alguien te recibe por ser creyente, recibirá bendición. ¿Qué estás esperando para ir a visitar gente y hablarles de Jesús? No tiene que ser algo extraordinario, quizás solo compartir un vaso de agua:

“Y cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.” Mateo 10:42

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