La Consistencia de José – P2

“Y el jefe de la cárcel entregó en mano de José el cuidado de todos los presos que había en aquella prisión; todo lo que se hacía allí, él lo hacía.” Génesis 39:22
Desafortunadamente para el mismo José, él era “de hermoso semblante y bella presencia” (verso 6b), por lo que la esposa de Potifar decidió seducirlo. José se negó y ella, en su frustración, lo acusó delante de su esposo de intentar violarla, y éste lo arrojó en la cárcel. ¿Te imaginas llegar a una cárcel extranjera acusado por un miembro poderoso del gobierno de que quisiste violar a su esposa, abusando de la confianza que la familia te dio y siendo un simple esclavo? Tuvo que haber sido muy duro el trato y la recepción nada placentera. Sin embargo, vemos que la historia se repite: así como Potifar había entregado a José la administración de todos sus bienes y de su casa, el jefe de la cárcel le entregó el cuidado de todos los presos, al punto de que “todo lo que se hacía allí, José lo hacía.” Pensemos además en algo: si José hacía algo mal y era denunciado, y el faraón descubría que el jefe de la cárcel había delegado sus responsabilidades en un preso ex–esclavo, probablemente lo pagaría con su vida. ¿Qué debió haber visto este hombre en José para entregarle a un preso supuestamente violador el cuidado de los demás presos?
La respuesta solo puede ser una: Consistencia. Los días pasaban y José mantenía una conducta íntegra, sirviendo, administrando, con diligencia e integridad. Día a día servía, y lo hacía bien, sin jactancia, sin cambios en su humor, sin altibajos. Consistencia. Ahora bien, los presos no son famosos por ser los más agradecidos ni apreciativos de lo que se hace por ellos. Imagino que muchos maltrataron a José burlándose o molestándole aun cuando éste les servía, pero la generosa naturaleza de José no era cambiada por la rudeza de ellos. A través del tiempo, en cambio, la rudeza de ellos comenzó a cambiar por la consistencia de José. Parecer que José conocía el principio que Pablo nos compartiría muchos siglos después: “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.” (Romanos 12:21). Si estás en el lugar que Dios te puso, persevera, insiste, persiste, con excelencia. Florece y fructifica consistentemente donde has sido plantado. Quizás no esté ocurriendo a la velocidad que esperabas; puede que sientas que nunca llega, pero si llegará, si persistes, consistentemente, constantemente, paso a paso, un día a la vez…
“No necesitaba atender el jefe de la cárcel cosa alguna de las que estaban al cuidado de José, porque Jehová estaba con José, y lo que él hacía, Jehová lo prosperaba.” Génesis 39:23
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