Clama Mucho Más

“Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí!” Marcos 10:48
Bartimeo había perdido su vista no sabemos en qué condiciones. Solo sabemos que debido a esa ceguera, estaba sentado, junto al camino, mendigando. Ese era el destino de todo ciego en los tiempos de Jesús: la mendicidad. Sin embargo, parece que Bartimeo había escuchado de los milagros y maravillas que Jesús hacía. Quizás conocía sobre el leproso que le dijo a Jesús: “Si quieres, puedes limpiarme,” a quien este tocó diciendo: “Lo quiero, se sano”, y su piel fue inmediatamente restaurada. O del hombre con la mano seca, a quien Jesús le dijo “extiende tu mano” y se sanó. O quizás había oído de cómo multiplicó dos peces y cinco panes para alimentar a varios miles. En fin, Bartimeo había escuchado de Jesús, quien es el Verbo, y eso lo había nutrido de fe, ya que la fe viene por el oír la Palabra de Dios (Romanos 10:17). Cuando él escuchó que Jesús pasaba cerca de Él, comenzó a gritar: “¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!” Pero la gente, lejos de animarlo o tratar de ayudarlo, “le reprendían para que callase.” ¡Qué compasivos, ¿no?!
Sin embargo, observa la respuesta de este hombre: “clamaba mucho más.” Esa es la clave. ¿Estás orando y no pasa nada? Clama mucho más. ¿Estás orando y peor aún, las cosas parecen ir en la dirección opuesta de lo que pides? Clama mucho más. Confía en las Escrituras. Dios tiene tres posibles respuestas para ti: Si, no, y no todavía. Si su respuesta es NO, acéptala porque es por tu bien. No te empecines en tu voluntad. Él es Dios, no tú. Si su respuesta es SI, disfrútala. Pero si su respuesta es NO TODAVÍA, no la conviertas en NO. Te está diciendo “más adelante.” Sigue clamando. A veces es necesario que pases por un proceso o que lo pase otra persona involucrada para que esté también lista, cómo cuando Dios esperó que Abraham se separara de Lot para mostrarle la tierra que le daría a su descendencia. En otros casos, simplemente no estás listo, aunque crees estarlo. Dios te dice “por supuesto que sí, en cuanto estés lista.” No lo tomes como un NO porque no lo es, es un “más adelante.” En otras circunstancias el SÍ es condicional, está sujeto a tu obediencia o a un cambio en tu corazón. Cuando oramos por algo grande, con fe, inmediatamente viene la oposición porque la oración tiene poder espiritual, pero las Escrituras nos enseñan a perseverar. Por eso Jesús nos dice hoy:
“Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido.” Juan 16:24
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