No Endurezcáis vuestro Corazón

“No endurezcáis vuestro corazón, como en Meriba, Como en el día de Masah en el desierto,” Salmos 95:8

Cuando el salmista nos advierte “no endurezcáis vuestro corazón” no está refiriéndose a que Israel se hubiese desensibilizado hacia su prójimo, hacia los huérfanos o a las viudas, perdiendo su compasión, sino que está recordando lo que describe Éxodo 17, cuando el pueble hebreo recién salido de Egipto y acostumbrado a la esclavitud, ahora se quejaba contra Dios y contra Moisés cada vez que se sentían amenazados. ¿Alguna similitud con tu situación? Personalmente, si no estoy continuamente conectado a Dios, cualquier problema, reto o circunstancia me hace sentir amenazado, indefenso, a pesar de todo lo que Él ya ha hecho por mí. El pueblo judío se desesperó porque no tenían agua, e hicieron lo que siempre hacían (y que hacemos nosotros): quejarse, culpar a Moisés lo cual, indirectamente, era culpar a Dios. Por eso la invitación es a que no endurezcamos el corazón, a que no alterquemos con Dios cuando estamos en la prueba. ¿Por qué concluyo eso?

Los dos lugares que nombra este verso, tanto Meriba como Masah son el mismo lugar pero con frecuencia, en aquellos tiempos, les ponían a algunos lugares el nombre de un acontecimiento. En Caracas, en la zona de Santa Rosalía está ubicada “la esquina del muerto.” Al parecer, durante la Guerra Federal, era común hallar soldados muertos en las calles. Sin embargo, en esta esquina específica alguno a quien se creyó muerto, se levantó y sobrevivió, dándole así el nombre al lugar. Meriba significa Rencilla y Masah, Prueba. Cuando el pueblo de Israel asustado por la falta de agua (prueba), a pesar de todos los milagros que habían visto comenzó a altercar (Rencilla) contra Moisés y contra Dios, estaban endureciendo sus corazones. Y tú ¿endureces tu corazón cuando viene la prueba? ¿Altercas contra Dios y te quejas cuando las cosas no ocurren cuando y como consideras que deben ocurrir? Yo lo hago mucho, pero hoy entiendo que es un grave pecado que indica que mi corazón es malo y que por incredulidad se aparta del Dios vivo:

“Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo;” Hebreos 3:12

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