Ni a izquierda ni a derecha…

“No te desvíes a la derecha ni a la izquierda; Aparta tu pie del mal.” Proverbios 4:27

Hasta hace tan solo un par de generaciones, muchos niños zurdos eran forzados a escribir con la mano derecha porque la izquierda se consideraba “siniestra,” y se concluía que aquellos que preferían usar esa mano traían una línea de iniquidad, una suerte de predisposición al mal y, en la antigüedad, ésta mano simbolizaba el camino errado, una tendencia maliciosa, una inclinación a lo perverso. Pero, si bien el desviarse hacia la izquierda es una clara metáfora de apartarse del bien, existe un peligro igualmente grave: desviarse hacia la derecha. Por eso Salomón advierte que no pequemos por defecto (izquierda) ni por exceso (derecha)…

Por ejemplo, muchos de nosotros nos esforzamos por ser honestos e íntegros, por hacer lo correcto, y hacemos lo posible por vivir fuera de tentaciones, de vicios y excesos, logrando alejarnos de la “siniestra,” lo cual es muy importante pero, muchas veces, en ese afán de no errar, movemos demasiado el péndulo y nos pasamos a la “extrema derecha,” volviéndonos perfeccionistas, legalistas, jueces perseguidores e inquisidores de la conducta de los demás; por eso este verso nos enseña que el mal se halla a ambos lados, y que debemos mantener el pie en el medio (en ambos lados está el mal). De modo que así como no es bueno chismear (izquierda) tampoco lo es criticar frontalmente a los demás (derecha), y si bien no es sabio llevar una vida desorganizada (izquierda) tampoco lo es el ser perfeccionistas (derecha) deseando controlar todo y a todos. Fornicar es un pecado (izquierda) pero también hay mucho mal en no entregarnos a nuestro cónyuge, negándonos el disfrute (derecha). Es increíble cuantos pecados hemos inventado a pesar de no estar descritos como tales en la Biblia, como que el procurar prosperidad es codicia, que disfrutar de una vida sexual plena con el cónyuge es lujuria o simplemente confundir auto confianza con arrogancia. Ten mucho cuidado, no juzgues a otros, no te creas superior o más religioso que los demás como lo hacían los fariseos, eso sí es pecado y se llama orgullo espiritual.

“Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas.” Josué 1:7

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