Él cubre nuestra desnudez…

“Pero cierto joven le seguía [a Jesús], cubierto el cuerpo con una sábana; y le prendieron; mas él, dejando la sábana, huyó desnudo.” Marcos 14:51-52
Judas traicionó al Maestro y “todos los discípulos, dejándole, huyeron.” (Verso 50). Este joven también le seguía pero, al momento de haber sido capturado por los soldados romanos, se soltó, dejándolos solo con la sábana que lo cubría. “Huyó desnudo” solo unas pocas horas antes de que Pedro lo negara tres veces. Yo no sé qué hiciste tú pero yo hice lo mismo que todos ellos, solo que más de tres veces. Por muchos años huí de Su llamado, lo dejé buscándome con los brazos abiertos, creyéndome astuto, sin darme cuenta de que huía desnudo, dejando mi única cobertura, una sábana, en manos de mis captores…
Sabemos que Judas se suicidó porque no entendió la Gracia de Jesús y que Pedro lloró amargamente (Mateo 26:75, Lucas 22:62), pero luego venció. Sabemos que los discípulos volvieron a creer cuando Jesús se les apareció durante cuarenta días (Hechos 1:3) pero, de éste joven tenemos solo una sospecha: La palabra griega que se traduce como joven es «neanías» que no tiene ninguna similitud con «angelos» (ángel). Yo creo, en lo más profundo de mi corazón, que así como Jesús no nos abandona desnudos a ti ni a mí, tampoco lo hizo con él. Creo que le dio “larga ropa blanca,” símbolo de santidad y de pureza. No importa cuántas veces tú le hayas abandonado ni cuántos años o décadas hayas andado desnudo, Jesús está listo para vestirte, investirte, revestirte. Todos los Evangelios narran que en la tumba del Señor había ángeles, sin embargo Marcos nos añade algo diferente. Marcos narra que cuando “María Magdalena, María la madre de Jacobo, y Salomé” entraron en el sepulcro:
“…vieron a un joven sentado al lado derecho, cubierto de una larga ropa blanca; y se espantaron.” Marcos 16:5

Los comentarios están cerrados.

A %d blogueros les gusta esto: