En duelo pero con esperanza – parte 1
“Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.” 1 Tesalonicenses 4:13
Nada nos causa más tristeza que no poder compartir con aquellos quienes físicamente se han marchado. Es muy grande el vacío de no poder escuchar, abrazar y besar a aquellos que ya partieron… pero eso no significa que no existan. Que nuestro oído no sea capaz de captar la vibración de un átomo, no significa que no esté sonando, y que no podamos ver las millones de ondas que desde satélites y celulares nos bombardean, no significa que no son reales. Los físicos afirman que “la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma,” ¿será que el espíritu sí? ¿Sabías que muchas estrellas del firmamento ya desaparecieron pero estuvieron tan lejos que aún vemos su luz venir en camino? Dios es mayor que lo que podemos comprender o imaginar pero hemos desarrollado la ilusión casi infantil de limitar nuestra realidad a lo que palpamos y vemos, para así sentirnos menos dependientes, menos vulnerables…
Pablo nos anima a no desalentarnos como los que ignoran a Jesús, porque los creyentes tenemos esperanza. Por eso a los que llamamos muertos, la Biblia los llama durmientes, porque despertarán. Cuando Lázaro murió, Jesús les dijo a sus discípulos: “Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle” Juan 11:11 y cuando la hija de Jairo falleció, Jesús dijo a la gente: “No lloréis; no está muerta, sino que duerme.” Lucas 8:52 Cuando perdemos a un ser querido, sentimos profunda tristeza y dolor, parece que no nos levantaremos y el duelo es grande. Llora, llora todas tus lágrimas pero no pierdas nunca la esperanza. Llora por su ausencia, porque te hace tanta falta, pero no tengas angustia ni temor porque esa persona tan querida “no está muerte, sino que duerme.”
“Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.” 1 Tesalonicenses 4:14