Cada prueba es un escalón

“Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús.” Mateo 14:29

¿Cómo enseñaste a caminar a ese bebé, en la calzada de una autopista? Y más tarde a nadar, ¿en unas cataratas? Y la bicicleta, ¿le empujaste por esa calle empinada y cerraste tus ojos, esperando oír sonidos metálicos y luego llanto? Claro que no, le hiciste caminar sobre suaves colchas, aprendió a nadar con el agua debajo de la cintura, y corriste mucho a su lado, sujetando su asiento, aún teniendo la bici rueditas adicionales. Te felicito, lo hiciste todo tan hermoso, cuidando cada detalle. Le enseñaste a la vez que le protegiste. Y ¿qué hay de ti? No lo recuerdas pero seguramente hubo alguien que apartaba cada obstáculo hasta que ganaras confianza y a cada pasito, te daba una gran ovación.

Y ahora ¿qué estás aprendiendo? ¿A batallar con un cáncer, a rescatar tu matrimonio, adaptarte a un nuevo ambiente o a recuperar a ese hijo descarriado por quien te sientes tan culpable? Quizás sea a perdonar o dejarte perdonar por Dios. ¿Aprendes a soñar? ¿A caminar sobre las aguas? ¡Pues tú vas a vencer! ¿Cómo? Yendo a Jesús que te dice: “Ven” y obedeciendo como Pedro, de inmediato, a pesar del miedo. La única forma de bajarse de una barca “azotada por las olas” (verso 24) en el medio del mar es saltando, y Pedro lo hizo en la oscuridad de la noche, esperando apoyar sólidamente sus pies ¡sobre la espumosa agua! Pero Él sabía que el Maestro no lo desampararía porque Él es un buen Padre, y ni tú ni yo somos mejores. ¿Crees que Él te entrenaría fuera de Su control? ¡Jamás! Cuando Pedro, luego de haber avanzado varios pasos desvió su vista al fuerte viento, y con miedo comenzó a hundirse (verso 30), el Señor inmediatamente extendió Su mano y lo asió. A pesar de la oscuridad, del frío, de las olas; a pesar de la aparente imposibilidad, Jesús tenía todo bajo control, y cuidaba atentamente la vida de Pedro así como cuida de la tuya. Él no permitirá que te ahogues porque Él lo ha prometido:

“Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.” Isaías 43:2

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