Un espíritu diferente – parte 1

“Pero a mi siervo Caleb, por cuanto hubo en él otro espíritu, y decidió ir en pos de mí, yo le meteré en la tierra donde entró, y su descendencia la tendrá en posesión.” Números 14:24

Caleb, junto a Josué y otros diez príncipes de Israel, había espiado la Tierra Prometida. Al regreso, a pesar de que sus enemigos eran físicamente gigantes, los dos primeros trajeron un reporte lleno de fe y optimismo, diciendo: “no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis” (verso 9), pero desafortunadamente los otros diez príncipes ya habían hecho “… desfallecer el corazón del pueblo” (Josué 14:8), diciendo que sería imposible. “Entonces toda la congregación gritó, y dio voces; y el pueblo lloró aquella noche. Y se quejaron contra Moisés y contra Aarón todos los hijos de Israel; y les dijo toda la multitud: ¡Ojalá muriéramos en la tierra de Egipto; o en este desierto ojalá muriéramos!” (Versos 1-2) No es una buena costumbre hablar así porque podemos obtener lo que declaramos…

Dios se agradó de Caleb “por cuanto hubo en él otro espíritu.” La amenaza era grande pero la oportunidad mayor. ¿Qué dejaban atrás? ¿El paraíso? ¡No, la esclavitud! pero el pánico de avanzar les hacía ver como grata la pesadilla de la que Dios los liberaba. Así opera el miedo, nos empuja irracionalmente hacia donde estábamos, fascinados con la ilusión de que no movernos será más seguro que avanzar pero, ¿deja de girar la tierra cuando te encierras en tu cueva? El temor es como el cangrejo y no hay nada más peligroso que caminar en reversa porque nuestros ojos apuntan al frente al igual que nuestros pies. !Fuimos creados para avanzar! Del mismo modo que las piernas son para caminar y los escalones para subirse, nuestras pruebas tienen un único fin: superarse. Y Dios las hace a nuestra medida. Pablo dice que no hemos recibido espíritu de esclavitud para estar en temor (Romanos 8:15) así que necesitamos renovar nuestro espíritu, y que esa mentalidad de Caleb saque de nuestra alma toda atadura de esclavitud y fracaso, de temor y parálisis. Necesitamos creer por más, vivir por más, esforzarnos más; hay salida, hay solución pero solo para quien que osa buscarla.

Efesios 4:23 “y renovaos en el espíritu de vuestra mente.”

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