Fe en acción

“y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros! Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados.” Lucas 17:13-14

Los leprosos eran considerados inmundos y por eso portaban campanas para alertar a los demás de su presencia pero, en esta oportunidad, diez de ellos se atrevieron a clamar a Jesús por su sanidad. La respuesta del Maestro fue simple: “Id, mostraos a los sacerdotes.” ¿Por qué? Levítico 14:2 dice “Esta será la ley para el leproso cuando se limpiare: Será traído al sacerdote,…” El primer paso cuando un leproso sanaba (“se limpiare”) consistía en visitar al sacerdote, el único que tenía autoridad oficial para confirmar la sanación. Es decir que la única instrucción de Jesús fue que se presentaran ante aquellos que habrían de confirmar su sanidad. Y ellos “mientras iban [a presentarse como si ya estuviesen sanos], fueron limpiados.” Había un gran riesgo en mostrarse aún leprosos a los sacerdotes pero eso no los detuvo; ellos confiaron en Jesús y le obedecieron caminando hacia donde Él les ordenó, y entonces fueron sanados.

En la Biblia vemos que muchas veces los milagros son activados con una acción física: el Jordán se abrió cuando los pies de los sacerdotes tocaron el agua (Josué 3:15); una mujer con crónico flujo de sangre fue sanada cuando “tocó el manto” de Jesús (Marcos 5:29); Gedeón con solo trescientos hombres venció a una multitud al momento de tocar las trompetas (Jueces 7:22), y Pedro, para caminar sobre las aguas, tuvo que descender de la barca (Mateo 14:29). ¿Y qué significa esto para ti? Tal vez sea firmar ese documento de compra, pedirle matrimonio a tu novia, comenzar a buscar a ese bebé, iniciar esa nueva carrera o procurar, con acciones concretas, ese ascenso laboral. Tal vez sea pedir un nuevo diagnóstico o algo mucho más simple, como dominar tu carácter y la acción sea no hablar sino hasta después de pasado el enojo. Debemos orar, debemos creer, debemos declarar y confesar Su Palabra pero también, una vez recibimos Su dirección ¡debemos atrevernos y actuar! Solo entonces muchas cosas que han estado detenidas comenzarán a moverse…

“y tocó su manto… Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote.” Marcos 5:27b, 29

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