No eres de este mundo
“Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.” 1 Juan 4:4
La palabra “mundo” (cosmos) en la Biblia no se refiere al universo o al planeta sino más bien al sistema imperante, a la manera como viven aquellos que no tienen a Cristo. El mundo siempre opera en contraposición a la voluntad del Padre: Dios quiere obediencia pero el mundo dice “rebelión”; Dios quiere perdón pero el mundo dice “véngate”; Dios dice “dad y se os dará” (Lucas 6:38) pero el mundo dice “codicia, mientras más tengas, mejor;” Dios dice “se humilde” (Mateo 11:29) pero el mundo dice “se arrogante.” La razón es simple: Satanás es el príncipe de este mundo (Juan 12:31, 14:30, 16:11), lo cual tiene profundas implicaciones que muchos no comprenden y, “profesando ser sabios, se hacen necios” (Romanos 1:22) porque la rebelión trae maldición (Deuteronomio 28:15-68), la venganza nos hace esclavos, la codicia es la “raíz de todos los males” (1 Timoteo 6:19) y al arrogante “Dios lo mira de lejos” (Salmos 138:6b).
Nuestra alma batalla a diario entre el bien y el mal, y nuestra carne quiere ser complacida y consentida, que todo se centre en ella, y nuestro ego procura toda la atención posible, exagerando las necesidades propias y minimizando las ajenas pero, ¿se puede sembrar cizaña y cosechar trigo, sembrar maldición y recoger bendición? ¡Imposible! “Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?” (Mateo 7:16). Si escoges hacer tu voluntad, escoges al mundo y aunque pienses que puedes manejarlo, tarde o temprano te lo cobrará. Pero si escoges a Cristo, Él viene a morar en ti y solo entonces puedes vencer al mundo porque “mayor es el que está en ti que el que está en el mundo.” Entonces vives en medio de este sistema distorsionado pero no te dejas engañar por él, y las ilusiones por las que muchos se desviven no te atraen, y aquel que tanto los ataca no puede tocarte (1 Juan 5:18) porque no vives bajo sus principios ni le perteneces a él (Juan 17:16). No busques en el mundo aquello que solo Cristo puede darte:
“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.” Juan 14:27