La fe en acción, el ejemplo de David

“Y dijo David a Saúl: No desmaye el corazón de ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este filisteo.” 1 Samuel 17:32

David vio al mismo gigante (Goliat) que vieron todos y oyó “las mismas palabras” que oyeron todos (Verso 23), pero captó una oportunidad donde todo un ejército y su rey desmayaban. La misma situación que los tenía paralizados ya por cuarenta días, hizo que David les preguntara “¿quién es este filisteo incircunciso, para que provoque a los escuadrones del Dios viviente?” (Verso 26b) ¿Qué lenguaje hablaba David? ¿Por qué sentía celo donde ellos tenían pánico, y deseaba avanzar donde el resto quería huir? David conocía a Dios y sabía que Él reserva las victorias solo para aquellos que se atreven a conquistarla. Él no recompensa a cobardes sino a valientes porque “sin fe es imposible agradarlo.” (Hebreos 11:6) ¿Quiénes se sentaban en la mesa redonda del rey Arturo según la leyenda? Pues lo caballeros más valientes, no los temerosos. A nadie le gustan los cobardes, por eso son los villanos de las películas. Juan compara a los “cobardes e incrédulos” con abominables, homicidas y hechiceros (Apocalipsis 21:8). La creencia de que Dios nos tiene lástima y ama a los que no quieren salir de sus cuevas, es contraria a Su Palabra y es un pecado.

¿Quería Dios dañar a David o promoverlo? Él usó la adversidad para levantarlo como el águila usa el viento contrario para elevarse sobre la tormenta. Dios te ama tanto que “no escatimó a Su propio hijo” (Romanos 8:32) para salvarte. En medio de la adversidad debes entender, con toda tu alma, que Él tiene un buen propósito a través de ese reto (Jeremías 29:11), que Dios quiere promoverte, llevarte a otro nivel, a tu máximo potencial. Como alguien dijo: “Aunque Dios te ama como eres, te ama demasiado para dejarte como eres.” Sus promesas son solo para aquellos cuyo deseo por ellas es mayor que sus temores. David contrapuso el poder demoledor de la Verdad de Dios contra toda evidencia visible, y ante las voces de duda y la apariencia feroz de su gigantesco oponente, confesó la Verdad:

“Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel.” 1 Samuel 17:46

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