No lo busques entre los muertos porque Él vive

“y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?” Lucas 24:5

María Magdalena y otras mujeres habían ido muy de mañana al sepulcro, con especies aromáticas para honrar y ungir el cuerpo del Señor, pero la piedra había sido removida y mientras ellas estaban perplejas por lo ocurrido, dos “varones con vestiduras resplandecientes” le hicieron la pregunta que más amo en toda la Biblia y que destruye con nueve palabras, toda la idolatría, todas las religiones, los rituales externos y la adoración de reliquias: “¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?”

Jesucristo murió por crucifixión pero también resucitó; Él se hizo pobre pero solo para que por Su pobreza tú y yo seamos enriquecidos (2 Corintios 8:9); Él se hizo maldito pero para que nosotros seamos benditos (Gálatas 3:13); Él fue herido y molido pero así borró nuestras rebeliones y pecados (Isaías 53:5). Su cuerpo inmaculado fue hecho una llaga pero allí mismo todos nosotros fuimos curados (Isaías 53:5); con una corona de espinas maltrataron su cráneo (Mateo 27:29) para sembrar cizaña en Su mente pero no lo lograron, y Él nos dio la mente de Cristo (1 Corintios 2:16). El más alto poder político y el más alto poder religioso se unieron, por primera vez en la historia y bajo el poder del maligno para destruirlo, pero no lo lograron. ¡Cristo venció! Él no fundó una religión, Él no fundó un partido político, Jesús no es socialista, capitalista ni comunista, no es un activista ni feminista, Él es el Rey de reyes y Señor de señores, el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin, el Eterno, el Creador de los Cielos y la Tierra, el Redentor, el Salvador del mundo, el Libertador, Príncipe de Paz. Él no habita en crucifijos ni edificios sino que mora en Sus hijos. Si tú le crees, Él se muda a ti y te hace Su templo. No lo busques entre los muertos porque está vivo. Tú no buscas agua en los cementerios ni esperanza en los huesos secos. Él murió pero resucitó, encuentra Su inmenso amor en la cruz pero busca Su esperanza en la tumba abierta porque Él es el mismo “ayer, y hoy, y por los siglos.” Hebreos 13:8

“Pero decían entre sí: ¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro? Pero cuando miraron, vieron removida la piedra, que era muy grande.” Marcos 16:3-4

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