¿A quién le das lugar?
“Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo.” Efesios 4:26-27
¿Qué harías si al momento de sentarte a ver una película con toda tu familia, tu cónyuge te dice: “no te sientes allí, ese asiento está reservado para el diablo”? ¿Dejarías una silla libre en la mesa al momento de cenar, quizás un espacio en el asiento trasero de tu auto o esa vieja mecedora al lado de tu cama para que Satanás se siente en ella? Supongo que no, al menos no voluntariamente, pero según esta cita si dejas que el enojo permanezca en ti, pecarás y le estarás dando “lugar al diablo.” Le estarás abriendo una puerta, un canal, un acceso para que entre a tu vida y, a través de esa vía, a la de los tuyos.
Vivimos en un mundo tenso, lleno de presiones e injusticias que nos estresan y no siempre es fácil mantener el control. Todos podemos airarnos, tener un mal momento por algo desagradable y molestarnos; es completamente normal. Sin embargo, no debemos permanecer en ese estado, es necesario sacudirnos esa molestia, esa perturbación o de otro modo erraremos (pecaremos) y perderemos nuestra comunión con Dios. Conozco creyentes que erróneamente temen aún mencionar al Diablo o Satanás y usan (solo si es estrictamente necesario) el término “el enemigo” para no nombrarlo directamente, ignorando lo que Jesucristo dijo sobre nosotros: “He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará” (Lucas 10:19). Sin embargo, a algunas de estas personas les cuesta mucho ignorar un pequeño maltrato, una respuesta grosera o una injusticia menor. Temen mencionar a Satanás pero sin saberlo, le dan un asiento en sus casas a través de no poder ignorar una falta. Debemos aprender a pasar por alto las ofensas, a olvidar los chismes y murmuraciones, a bendecir al que nos maldice y hacer bien al que nos aborrece (Mateo 5:44). No debemos juzgar para no ser juzgados (Mateo 7:1) y debemos perdonar todas las ofensas para que nuestro Padre en los Cielos perdone las nuestras (Mateo 6:12, 14-15). No le des lugar al diablo sino a la Palabra De Dios, así ese asiento (en tu alma) será para Jesús y Él vivirá en ti:
“Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.” Juan 14:23