No hay otro

“Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.” Gálatas 1:8

¿Qué pensarías si alguien te dice que, aunque la luz del día viene de esa preciosa estrella llamada sol, todo depende de ti de modo que, si tú lo prefieres, esa energía puede venir de la luna, de Júpiter o de Orión? Quizás creerías que perdió la cordura porque la ciencia procura revelar la realidad, no nuestras elecciones. Si está lloviendo tú no puedes decidir que está soleado y si estás en Caracas no estás en Indonesia. Sin embargo me impresiona la increíble facilidad con que muchas personas, aún entre las mejor preparadas y hasta dentro de la comunidad científica, a pesar de reconocer la relevancia de la vida espiritual en los seres humanos, afirman con absoluta ligereza que “cada quien tiene su propio dios,” que “todas las religiones nos llevan al uno” y que el “universo” que conocemos no solo nació de la nada, sino que existe para servirnos y hasta responde a nuestros deseos. Además, si algo sale mal reencarnaremos en bebés y, si sale peor, lo haremos como insectos. ¿A quién le importan nuestra conducta y decisiones?

Adán y Eva no murieron física sino espiritualmente, dejándonos esa herencia. La comunión que tenían con el Creador se disolvió y la humanidad, en su inmensa necesidad de adorar al Señor (Hebreos 8:10, 10:16), comenzó a hacerlo desde el intelecto en vez de desde el espíritu. Así fue como creamos las religiones y empezamos a adorar figuras, violando frontalmente el segundo mandamiento (ver Éxodo 20:4). En un acto de extrema arrogancia comenzamos a imaginar, razonar y dibujar como es dios en vez de estudiar, anhelar y conocer a Aquel que es Dios. Si algo en Su Palabra nos parece que no hace sentido, lo obviamos en vez de profundizar en ello, descalificando a Aquel que no conocemos, aumentando así nuestro desconocimiento. No es de extrañarse por qué la humanidad está tan empobrecida espiritualmente. La existencia de Dios no depende de tus creencias como tampoco la existencia de los agujeros negros depende de si los has visto. Salgamos de la ignorancia, busquémoslo, pero con humildad…

“No tendrás dioses ajenos delante de mí.” Éxodo 20:3

1 comentario
  1. Rafael Valladares dijo:

    Asi es querido Eduardo!  y que nuestro amado Abba Padre te guarde y te bendiga en union a tu familia! un fuerte abrazo,   Rafael

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