Luz para los enceguecidos

“en los cuales el  dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.” 2 Corintios 4:4

La expresión “el dios de este siglo” hace referencia a Satanás, quien coordina el actual sistema de cosas, los principios que guían el mundo presente (Juan 12:31, 14:30, 16:11), influyendo (cegando) el pensamiento de aquellos que no tienen la completa cobertura de la sangre de Jesucristo de Nazaret (incrédulos). Así él crea fortalezas y argumentos (ver 2 Corintios 10:4-6) en esas mentes para que se resistan a creer en Jesús. He escuchado de parte de gente inteligente, muy espiritual y sensata, los argumentos más inverosímiles que uno pueda imaginar, tan solo para negar la existencia de Dios y desacreditar Su Nombre. Entonces recuerdo esta cita y entiendo que esa jactancia y prepotencia no provienen de la persona sino del enemigo trabajando a través de ella. Inmediatamente procuro dejar de hablar y busco un lugar para orar, clamando a Dios que le desate y permita que la luz del Evangelio resplandezca en esa persona.

Paulo Coelho afirma que la mayor ventaja del diablo es que muchos no creen que exista, pero no podemos creer en Jesucristo sin creer en la existencia del diablo porque Jesús no solo habló de él, sino que lo enfrentó en el desierto, expulsó de millares de personas sus demonios y lo venció eternamente en la cruz del Calvario. No podemos ser cristianos e ignorar al diablo, no podemos estudiar la luz ignorando la oscuridad, no podemos vencer lo que no confrontamos. Es fácil ver cuan enceguecida está la humanidad pero debemos entender que no es por una tendencia natural al mal sino porque existe un adversario (1 Pedro 5:8). Muchos protegen muy bien sus casas, bienes y riquezas pero, sin saberlo, mantienen sus almas y espíritus completamente expuestos. Tenemos que levantarnos a orar, a interceder, a clamar a Dios para que haga resplandecer Su luz liberando a los enceguecidos e incrédulos, aclarando la mente de los que están literalmente “fascinados” por el príncipe de este mundo:

“¡Oh gálatas insensatos! ¿Quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado?” Gálatas 3:1

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