Hay eternidad dentro de ti…

“Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.” Eclesiastés 3:11

Tu corazón percibe la eternidad porque está dentro de él. Algo en tu alma sabe con certeza que nunca morirás y, como el perrito que se agita cuando el amo le presta atención, tu espíritu se emociona e inspira cuando tomas tiempo y escarbas un poco más profundo… Por ejemplo, las mariposas abundan en muchos lugares pero algo pasa cuando tomas un tiempo para observar de cerca a una en especial. Se abre una pequeña puerta hacia tu eternidad. Lo mismo pasa con un amanecer o un cielo estrellado. Cuando enfocas toda tu atención, el siguiente nivel de existencia se abre para ti. Observa en silencio a tus hijos mientras juegan en el parque; si te enfocas comprobarás que son mucho más que pequeños seres que se ríen y gritan, tienen eternidad, la misma vida de Dios habitando en ellos. Una escala musical, una fórmula matemática, un verso bíblico; todas son pequeñas llaves que abren puertas a la inmensa eternidad que habita en tu corazón. Pero necesitas meditar, atender, ver más allá de lo obvio. Jesucristo nos enseñó este principio, por eso al finalizar sus profundas (aunque a primera vista simples) parábolas, declaraba: “El que tenga oídos para oír, oiga» (Mateo 4:9).

No te quedes en la superficie. Existen múltiples manifestaciones de la grandeza de Dios ocultas en lo cotidiano. Jesús mismo nos dio el ejemplo: Aquel en quien habitaba corporalmente la plenitud de la Deidad (Colosenses 2:9) era, a primera vista, un simple carpintero, de modo que los maestros de la ley que a diario estudiaban sobre Él, no pudieron reconocerlo; estaban demasiado ocupados en lo visible y aparente, no en lo verdadero. Es por eso que las personas “superficiales” son las más infelices y vacías aunque alcancen éxito, fama, poder y riquezas. Nada realmente valioso se logra viviendo solo en la capa externa de tu existencia porque Dios ha puesto eternidad en ti. Recuerda que tu ciudadanía no es terrenal sino celestial (Filipenses 3:20). Él puso un plan glorioso y único en tu alma, que solo comenzará a develarse cuando estés atento a Su grandeza. Aparta las distracciones banales y enfócate en Él. Así lo planeó Dios. Por eso Jesús decía:

“Buscad y hallaréis.” Mateo 7:7

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