El buey y el asno entendieron… ¿entiendes tú?
“El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; [pero] Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento.” Isaías 1:3
En ningún nacimiento en Latino América faltan las figuras del buey y el burrito que, según la tradición, calentaban con su aliento al bebé. Sin embargo esos dos personajes tienen una significancia tremenda para la humanidad: el primero, el buey, sabe que su dueño no es el propietario del establo sino el Mesías, y el segundo, el asno, sabe que Aquel que está en el pesebre, es su Señor. Aunque son animales entienden lo que muchos de nosotros aún no. Aunque somos el pueblo de Dios no tenemos un conocimiento verdadero de Él. ¡Qué lamentable! Nos distraemos en costumbres y tradiciones como por ejemplo hacer juntos el nacimiento, pero nos perdemos del mensaje central: ¡las Buenas Nuevas!
En la Biblia solo los malvados Herodes y Faraón celebraron sus cumpleaños. Si los pastores cuidaban a sus ovejas al aire libre seguramente no era la época de invierno decembrino. Los regalos de los magos no son ejemplo de intercambio sino de la costumbre de no presentarse delante de un rey sin el mejor presente posible. Lo importante no es la fecha del año sino su trasfondo. No es tiempo de gastar más sino, al igual que los magos, de ofrendar al Rey. No convirtamos el mensaje de la maravillosa Gracia de Dios, quien a través del sacrificio de Su Hijo Jesucristo salvó nuestras vidas, librándonos así de la carne, del mundo, de satanás y de la muerte, en días de estrés, de regalos por compromiso, de excesos ni endeudamiento. ¿Cómo pueden los cristianos seguir tradiciones paganas como la de San Nicolás o el “niño” Jesús, trayéndoles “ilusión” a sus hijos a través de la mentira, cuando existe un mandamiento específico que dice “no mentirás”? Luego, cuando crecen, no queremos que mientan. El mensaje de Jesucristo se llama el Evangelio y se basa en algo completamente sobrenatural: “arrepentíos porque el reino de los cielos se ha acercado.” No agreguemos más, es más que suficiente: El puente al Padre que habíamos derribado, fue restaurado por Cristo y ahora tenemos acceso directo al trono de Su gracia. Meditemos en Su Palabra, seamos más inteligentes que el buey y el mulo…
“No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, Que han de ser sujetados con cabestro y con freno, Porque si no, no se acercan a ti.” Salmos 32:9