El carácter que desata Sus promesas

“Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra.” Números 12:3

La Biblia no menciona cuántas veces Moisés, mientras habitó en el desierto, temió que su sueño no se cumpliera; pero imagino que no fueron pocas. Probablemente mientras observaba a sus hijos cuidar del ganado de su suegro pensaba lo bien que estarían en el palacio: mejor educación, comida, comodidades… Sin embargo, después de años en el desierto, el corazón de Moisés había cambiado notoriamente. Los días del orgulloso príncipe que mató al egipcio para iniciar su propia rebelión habían quedado atrás (Hechos 7:25). Los años difíciles habían producido el fruto esperado: su corazón era ahora obediente y humilde. Ya no era poderoso como hombre sino en Dios; ya no necesitaba usar sus fuerzas sino ser un canal de las del Todopoderoso. Ahora si estaba listo para liberar a los hijos de Dios de la opresión de la nación más poderosa de la tierra.

Quizás tú también has estado esperando por largo tiempo el cumplimiento de una promesa pero, ¿por qué razón Dios te negaría algo que Él mismo puso en ti? Jesús dijo: “¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra?…” (Lucas 11:11a). ¡Dios quiere darte sobreabundantemente todo lo que te ofreció! pero… ¿estás verdaderamente preparado para manejarlo? ¿Sería posible que Él esté esperando que lo dejes cambiar primero algo en ti para que puedas recibirlo? ¿Cuál es el verdadero motivo de tu corazón? ¿Te atreverías a hincarte a Sus pies con humildad y decirle desde lo más profundo de tú corazón: “hágase en mi según Tu voluntad”? Ya es hora de que dejes de “matar egipcios,” cambia tu oración. Pídele que te transforme, que obre en tu carácter para poder llevar a cabo esos sueños según Su visión, no la tuya. Nunca renuncies a tus sueños pero asegúrate de cumplirlos según Su voluntad. Si tu sueño te separa de Su mano, no proviene de Él, no se lo pidas. Si tu sueño no requiere de Su ayuda, tampoco viene de Él. Sus sueños tienen un sello distintivo: Son imposibles sin Su ayuda. Dios tiene océanos para ti pero tu alma es el grifo que dosifica Su abundancia. Él te dará todo aquello que tu alma pueda manejar, pero no más:

“Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.” 3 Juan 1:2

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