Los negocios del Padre – parte 2

“Y descendió [Jesús de 12 años] con ellos, y volvió a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón.” Lucas 2:51

Dios se hizo hombre en Jesús. Cuando sus padres lo hallaron en el templo, Él estaba “sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles. Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas.” (Versos 46-47). Él no estaba rebelándose a sus padres ni se les escapó maliciosamente para tratar de impresionar a los doctores de la ley. Sencillamente Jesús, desde niño, tenía una prioridad escrita en lo más profundo de Su alma: hacer la voluntad del Padre. Piensa en esto: en Jesús “habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad” (Colosenses 2:9). Él es “el Autor y Consumador de la fe” (Hebreos 12:2), el “Salvador del mundo” (1 Juan 4:14) y “el Pan de Vida que descendió del Cielo” (Juan 6:51), lleno de “Gracia y de Verdad” (Juan 1:14). También es quien “sustenta todas las cosas con la palabra de Su poder,” (Hebreos 1:3) es el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el Rey de reyes y Señor de señores, sin embargo, aunque era el Señor de todo y todos, vivió en la tierra sujeto diariamente a la autoridad de Sus padres terrenales, José y María.

Si Jesús se hubiera centrado en Si mismo, sería recordado como un gran líder como Alejandro Magno o Napoleón Bonaparte. Pero como se centró en el Padre y no se halló rebelión en Su corazón, entonces pudo cambiar la historia de la humanidad, restaurar el Camino al Padre y literalmente cambiar la atmósfera de la tierra, logrando en Su corta vida vencerse a si mismo y al mundo, vencer a satanás en la Cruz y vencer la muerte dejando la tumba vacía. En lo natural parece que hay poder en la rebelión. Ella parece poderosa pero es débil, y temporal. Nada permanente se construye a través de la rebeldía. La humanidad se rebela contra Dios, creyéndose independiente de Él pero Jesucristo tiene un punto de vista diferente: “Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.” (Juan 6:38). El Maestro y Señor no actúa por su propio interés sino según la voluntad (intereses, negocios) del Padre. La obediencia requiere carácter mientras la rebelión es solo falta de él. Hay más poder en la sujeción que en la rebelión. Por eso Jesús dijo…

“… aprended de mi que soy manso y humilde de corazón…” Mateo 11:29

Los comentarios están cerrados.

A %d blogueros les gusta esto: