No todo es fe

“Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.” Salmos 91:14

En este Salmo Dios nos promete dos cosas extraordinarias: 1) librarnos en medio del reto y 2) ponernos en alto, de modo que, cuando estamos en dificultad, Él ofrece convertir cada amenaza en oportunidad, no solo librándote de la angustia de la situación sino superándola. En el Salmo 103 David dice que Dios es quien rescata del hoyo nuestra vida y nos corona de favores y misericordias. En otras palabras, no solo te saca del problema (te librará) sino que te concede éxito sobre la dificultad (te pondrá en alto). Dios no quiere que persigas la paz huyendo de los problemas; Él quiere que tengas paz en medio de la prueba y luego superes el reto, de modo que avances un paso más, que salgas discipulado, entrenado, fortalecido de esa circunstancia y por ende, no tengas que repetirla jamás.

Sin embargo estas dos promesas están condicionadas al carácter del receptor, de modo que la promesa no es para todos. La primera: librarnos, está dirigida solamente a aquellas personas quienes “han puesto su amor” en Él. Entonces la pregunta es: ¿Has puesto tú tu amor en Él? Fíjate que Dios no está agradado por la fe de David sino por su amor. La fe es importantísima pero cuando amas realmente a alguien, confías en esa persona. ¿Quieres que Dios te libre de tantos problemas? Amalo más y quéjate menos. Si lo amas, te enfocas más en Él y menos en lo natural. Entonces Él interviene porque Le has dado espacio. Déjalo entrar, déjalo ser el Señor en tu vida. La segunda promesa, ponerte en alto, es solo para aquellos que “han conocido Su nombre.” ¿Lo conoces? Su nombre es Su reputación, Su fama, y está asociado a Su poder, a Su testimonio, a Sus hazañas escritas en la Biblia y las que observas a diario, si estás atento. ¿Quieres esa promoción o alcanzar éxito en ese sueño? Conoce Su nombre. Aprende de Sus milagros, sanidades, prodigios y maravillas. Lee y estudia como sacó al pueblo de Israel de la esclavitud, y medita en como te ha librado a ti. Entonces vive con un corazón agradecido y que a diario Lo exalte por quién Él es. Entonces te pondrá en alto y, cuando Él lo haga, nadie más te podrá bajar. ¡Ámalo y exáltalo!

“Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré.” Salmos 91:15

Los comentarios están cerrados.

A %d blogueros les gusta esto: