¿Es el tuyo un dios de bolsillo…?

“Cuando clames, que te libren tus ídolos; pero a todos ellos llevará el viento, un soplo los arrebatará; mas el que en mí confía tendrá la tierra por heredad, y poseerá mi santo monte.” Isaías 57:13

¿Tienes atado al espejo retrovisor de tu auto un crucifijo para que te proteja mientras manejas o quizás una empolvada Biblia preside la sala de tu casa, abierta en el Salmo 91, para traerte protección? ¿Llevas una estampita en tu cartera o un pequeño buda habita en tu mesa de noche? ¿Cuelgas una infeliz plantita de sábila que, al marchitarse, tiene el poder de inquietar tu alma? ¿Qué luces (u ocultas) en tu cuello, un adorno o un pequeño ídolo? Muchos afirman no creer en esos objetos pero el solo pensar en deshacerse de ellos, les causa angustia. Se llama idolatría y no importa cuan común sea en toda la tierra, Dios la aborrece…

A lo largo de toda la Biblia Dios condena severamente toda forma de idolatría. Él quiere solo lo mejor para Sus hijos y sabe que solo Él es la mayor bendición que podemos recibir. Cualquier dios que se entrometa en nuestra mente es un obstáculo para acceder a Él y, por lo tanto, una maldición para nosotros. Cualquier representación de Dios es una caricatura de Su grandeza. Es imposible representarlo porque es Omnipresente. Por eso el primero de sus mandamientos es: “No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra…” (Éxodo 20:3-4). ¿Qué pensarías si tus hijos, para honrarte, te fabrican una estatua y luego, cuando regresas a casa para abrazarlos, te ignoran permaneciendo atentos solo a la inerte figura de piedra? ¿Es para ellos esa estatua mejor que tú, su padre? Así como no puedes vivir para Dios y para el mundo, es imposible convivir con Dios y con tus ídolos. Tendrás que decidirte y uno de los dos deberá salir completamente de tu vida, no hay opción. Ojalá sean los últimos porque después de todo a “todos ellos los llevará el viento, un soplo los arrebatará.” Por eso el profeta advierte a los babilonios que “…se secarán; porque es tierra de ídolos, y se entontecen con imágenes.” (Jeremías 50:38b). No seas tonto, no ofendas al Dios Creador de los Cielos y la Tierra tratando de contenerlo dentro de una pieza de madera o en una pirámide. No es una ofensa menor, es algo muy grave…, no para Dios, para ti.

“Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén.” I Juan 5:21

 

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