¿Por qué no creemos?

“¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único?” Juan 5:44

¿Sabes por qué algunas personas no creen en Jesús? Porque reciben (y se dan) gloria unos a otros. ¿Te has fijado cómo algunos líderes, artistas y deportistas son idolatrados (mucho más allá que admirados)? Controversiales personajes en los medios son exaltados y ciegamente seguidos por sus riquezas y excentricismos independientemente de su conducta y muchas veces, desastrosas vidas. Políticos que se creen dueños de las naciones que lideran; artistas dispuestos a todos para permanecer “en la gloria;” estrellas del deporte que entran a las canchas con la arrogancia de un rey que entra a la ciudad que acaba de conquistar. En mi Venezuela, algunos admiradores del difunto presidente Chávez lo llaman: “el supremo y el eterno comandante,” pero solo Uno es Eterno y Supremo (“sobre todo nombre que se nombra” Efesios 1:21), y si creyéramos más en Él, gloriaríamos menos a otros. El problema no es que honremos al hombre, no hay nada malo en una sana admiración hacia aquellos que nos inspiran. El problema según lo explica acá Jesús es que, al recibir gloria los unos  de los otros, minimizamos al Señor, y por eso no creemos en Él.

¿Puedes comprender más allá del puro intelecto que el universo es trillones de veces más grande que nuestro sistema solar? Si al igual que yo, te es imposible dimensionarlo, quizás sea porque el sol, proporcionalmente minúsculo, se ve más grande y brillante tan solo por estar más cerca. Asimismo, si te enfocas en el hombre, no puedes concebir la magnificencia del Creador. Creo que un aspecto del carácter de Jesús que le permitió mantener una vida libre de pecado y perseverar sobre toda tentación, literalmente hasta la muerte (teniendo en Sus manos en todo momento absoluto poder para librarse, Mateo 26:53), es porque solo buscaba la gloria de Su Abba. Por eso dijo: “Gloria de los hombres no recibo.” (Juan 5:41). Admira, imita lo bueno, déjate inspirar por grandes personalidades e inspira a aquellos a tu alcance, pero nunca te tomes la gloria que no te pertenece ni se la des a otros. Ten extremo cuidado con los aduladores…

“Mas el que se gloría, gloríese en el Señor; porque no es aprobado el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien Dios alaba.” 2 Corintios 10:17-18

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