Simplemente confía

“Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará.” Salmos 37:5

En mi trabajo, como en muchas empresas, hacemos una proyección de ventas y costos que revisamos una vez al mes (con frecuencia más). Sin embargo, invertimos aún más tiempo explicando las desviaciones: por qué no pasó lo que pensamos que pasaría. He aprendido que es clave invertir tiempo en planificar pero igualmente importante es el ser flexibles y adaptarnos a lo inesperado, porque vivimos en un mundo volátil. Con Dios pasa algo similar: tenemos Sus promesas y sabemos que se harán realidad pero no entendemos exactamente cómo ni cuándo, así que debemos ser flexibles y pacientes. Sabemos que Sus pensamientos son más altos que los nuestros (Isaías 55:9) pero también sabemos que Sus planes para nosotros son de bien y de paz (Jeremías 29:11). Sabemos que afrontaremos retos y oposición pero también sabemos que si lo invocamos en el día de la angustia, él responderá y nos librará (Salmos 91:15). Podemos temer pero sabemos que Él está con nosotros, podemos sentir que desfallecemos pero sabemos que Él nos da nuevas fuerzas (Isaías 41:10). Parece que estamos indefensos pero mayor es el que está en nosotros que el que está en el mundo (1 Juan 4:4). La circunstancia parece abrumadora o el sueño inalcanzable pero hoy Jesús te dice: “No temas, cree solamente” (Marcos 5:36).

Es importante que le demos espacio a Dios para que pueda obrar en nuestras vidas. Debemos aprender a descansar en Él sabiendo que nunca falla. Una cosa es perseverar en oración y otra muy diferente es empecinarnos en aquello que queremos o creemos conveniente. No podemos exigirle a Dios que haga nuestra voluntad. Tú no haces eso con tu jefe u otra autoridad. Demandarle a Dios es una ofensa y un acto de rebelión pero, más que eso, una falta de fe. La clave de la oración es pedirle a Dios que haga Su voluntad (“Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra,” Mateo 6:10). Jesús siempre tiene más para ti, mejores propósitos, mayores sueños. Después de todo, Él no solo te creó sino que luego te compró con Su propia sangre. ¿No es esa suficiente prueba de Su amor inmenso? Descansa en Él. El Maestro está en control, no tú.

“Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas.” Proverbios 3:5-6

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