Resiste un poco más…

“Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba.” Juan 11:5-6

Jesús amaba a Lázaro quien estaba muy enfermo, y a sus dos hermanas Marta y María. Ellas, desde su pueblo llamado Betania, mandaron a llamar al Maestro diciéndole “…el que amas, está enfermo.” Ambas temían que su hermano muriera y oraban confiando que Jesús llegaría a tiempo. Ellas sabían que Él tenía poder suficiente para librarlo pero, desafortunadamente para ambas, Jesús arribó cuatro días después de la muerte de Lázaro, cuando su cuerpo ya hedía, y ambas mujeres, a pesar de su amor y devoción por Jesucristo, no pudieron contener su enojo: “Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto,” (Versos 21 y 32), y como siempre, no faltó quien opinara sin entender: “¿No podía éste, que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera?” (Verso 37). Sin embargo la respuesta de Jesús es una promesa vigente hoy: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.” (Verso 25).

Ahora bien, vuelve a leer los versos del inicio. Si los conectamos podríamos parafrasearlos como “Jesús los amaba, de modo que cuando escuchó que Lázaro estaba enfermo, lo dejó morir.” Estos versos no pueden entenderse con nuestro intelecto sino con nuestro espíritu. Muchas veces nos parece que Dios llega tarde porque vemos la dificultad como una amenaza que deseamos cese de inmediato, mientras Jesús la usa como una oportunidad para mostrarnos más de Sí mismo y llevarnos a un nuevo nivel de éxito y trascendencia. Creemos que ser librados de inmediato es una muestra de Su amor y si no actúa, algo está mal con Él o en nosotros, sin embargo esta cita dice lo opuesto: “si te ama, aprovechará las circunstancias para fortalecerte y levantarte, y la prueba podría extenderse hasta que algo muera en ti, y Él pueda restaurarte (resucitarte).” Ellos tenían mucha fe en que Jesús podría salvarlo pero nunca pensaron en resucitarlo. El Señor quería romper todos sus límites. Cristo te ama y no te descuida pero con certeza te estrechará más allá de tus fronteras. No temas sino confía. Él se glorificará haciendo algo mayor e inimaginable:

“Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió,…” Juan 11:43-44a

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