Las voces que escuchas

“Venía, pues, aquel filisteo por la mañana y por la tarde, y así lo hizo durante cuarenta días.” 1 Samuel 17:16

El filisteo era el gigantesco y temible Goliat quien, durante cuarenta días, por la mañana y por la tarde, había estado intimidando al ejército de Israel en nombre de su milicia. Ambos ejércitos estaban frente a frente supuestamente dispuestos a combatir pero algo extraño pasaba: el bando de los filisteos amenazaba y amenazaba pero no atacaba, y el bando de Israel escuchaba paralizado, aceptando tácitamente la regla que el paladín quería imponer: que la pelea fuese uno contra uno. El miedo podía palparse en el aire…

El pueblo de Dios había caído en la trampa: poner su atención en las palabras intimidantes y en el aspecto amenazante del enemigo quien procuraba amedrentarlos, en vez de enfocarse en el poder del Dios Invisible que les había prometido victoria sobre todo adversario. ¿Cuántos días o quizás años hemos estado paralizados escuchando atentamente la voz insultante del enemigo disfrazado de gigante, en vez de desafiarlo en el nombre de Jesús y atacarlo frontalmente? ¿Qué voces escuchamos? La Biblia dice que “la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios,” (Romanos 10:17) de modo que podríamos concluir que el miedo, el opuesto de la fe, es por el oír la voz del enemigo. ¿Qué oyes y, como consecuencia, qué hablas? ¿Qué crees? El enemigo es el “acusador de los hermanos” (Apocalipsis 12:10) y su trabajo es denigrarte y destruir tu identidad como hijo de Dios, creado a la imagen y semejanza del Altísimo. Si le escuchas y le crees, estarás muy mal, en esclavitud y opresión, pero si decides en cambio sintonizar tus oídos con el Verbo de Vida, nuestro abogado quien “despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz” (Colosenses 2:15) entonces satanás “huirá de vosotros” (Santiago 4:7) y tendremos vida, y vida en abundancia (Juan 10:10b). El día cuarenta y uno el gigante continuó con su estrategia: “habló las mismas palabras,” pero ocurrió algo diferente: “y las oyó David.” (Verso 23), y solo eso hizo una gran diferencia:

“Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado.” 1 Samuel 17:45. Y el resto es historia…

1 comentario
  1. Rodolfo Prieto dijo:

    Hola mi estimado Eduardo:

    Que agradable recibir tus notas de nuevo. Mira que uno se acostumbra a recibirlos regularmente que cuando faltan, hacen falta. Son tan gratificantes mensajes que nos ayudan a enfrentar las situaciones que la vida trae pues son vasos de agua viva ya que provienen de la palabra de nuestro Señor.

    Espero que te encuentres bien al lado de tu familia y que, como te he dicho en otras ocasiones, el Espíritu Santo te siga dando mucho más de lo que Él quiere que nos trasmitas.

    Bendiciones y un fuerte abrazo,

    Rodolfo Prieto Flores.

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