Su plan es mejor

“No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal;” Proverbios 3:7

La humildad no es solo buena, es necesaria para no errar. Cuando nuestro ego guía nuestros pasos vamos seguros… ¡al fracaso! Es mejor confiar en Dios que en lo que sentimos o en lo que nos parece lógico. Por ejemplo, ¿qué sentido tiene que cuando repartamos de nuestros bienes, nos sea añadido más (Proverbios 11:24), qué la característica que identifica al que es mayor sea el hecho de que éste sirva al menor (Juan 13:14), y que solo perdiendo tu vida, por Jesucristo, la puedas realmente hallar (Mateo 10:39)? De hecho, ¿con qué razonamiento humano podemos explicar la obra de Jesús? ¿Es justo que el inocente muera por amor al culpable? ¿Es aceptable que alguien pague con su vida las deudas que otro irresponsablemente contrajo? El mundo te invita a centrarte en ti y a hacerte indulgente contigo mismo e indolente con los demás (incluyendo cónyuge, padres, hijos y amigos). Según él, todo gira alrededor de tus derechos y conveniencia, de tus necesidades, tu parte, tu herencia. Pero según la ciencia todo sistema cerrado se desintegra debido a la entropía. No vivas como los compañeros de pecera de Nemo que al momento de alcanzar el océano, seguían atrapados en sus bolsitas de agua… No te encierres en un salón hermético para que nadie te robe tu oxígeno porque ¡un día se va acabar!

Yo creo lo que la Biblia enseña: que Dios te diseñó no solo para darte la oportunidad de vivir sino que también te regaló un plan de vida. No eres fruto de producción en serie sino una obra de arte única concebida por Su mente. No naciste para sobrevivir haciendo cualquier cosa sino que Él tiene un propósito específico que nadie más puede alcanzar, y que Dios puso en tu corazón (Salmos 138:8) en la forma de sueños y planes. Además Él te capacita diariamente de modo que puedas llevarlos a cabo. Dios no simplemente arrojó una semilla en ti sino que El cultiva esa planta, la riega y la abona…, si lo dejas. Solo Jesús te puede ofrecer una vida renovada, abundante, no centrada en lo que sientes o imaginas. Nada te falta para lograrlo porque Él te planeó desde antes de que nacieras…

“Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas.” Salmos 139:16

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