Libres del temor…

“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” 2 Timoteo 1:7

Pablo está enseñando a su discípulo Timoteo y menciona la cobardía pero no como falta de valor, sino con la manifestación de un espíritu al que se contraponen otros tres: Poder, Amor y Dominio Propio. Esto se debe a que el miedo no tiene una única fuente sino varias, y para eliminar el miedo de tu vida necesitamos recuperar los tres:

El poder: Si alguien trata de agredirte sin razón, te asustarás, pero si aparece un escuadrón de policías, el temor disminuirá. El enemigo y la cultura quizás hayan metido miedo en tu alma, y es necesario recurrir al poder del Espíritu Santo para expulsar ese espíritu muchas veces manifestado como miedo irracional, insomnio, ansiedad, depresión, persecución y mente dividida.

El amor: La falta de amor, particularmente durante la niñez, influye notoriamente en nuestra auto confianza pero el Apóstol afirma que “el perfecto amor echa fuera el temor;…” (1 Juan 4:18) ¿Por qué lo echa fuera? Porque es un espíritu. En el Edén no había miedo porque disfrutaban tangiblemente del perfecto amor de Dios. Y ese amor maravilloso está disponible aún hoy para ti porque es el amor de Cristo. Si crees con cada célula de tu ser, que eres amado y que Jesús se entregó a la muerte por amor a ti, para redimirte, el temor (que no es más que el opuesto a la fe), huirá de tu alma.

El dominio propio: El Apóstol Pedro nos insta a “humillarnos bajo la poderosa mano de Dios para que Él nos exalte a Su tiempo, echando toda nuestra ansiedad sobre Él.” (1Pedro 5:6-7) Esto quiere decir que nos liberamos de la ansiedad cuando nos humillamos delante de Él; cuando reconocemos que nosotros no controlamos, que no somos nuestros, sino que pertenecemos a nuestro único y poderoso Dios.

Dios quiere darnos Su poder, Su amor y dominio propio. Él te quiere ver libre de ataduras de esclavitud, quiere que seas lleno de Su amor.

“Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!” Romanos 8:15

Los comentarios están cerrados.

A %d blogueros les gusta esto: