El culto a «YoMi»

“El que habla por su propia cuenta, su propia gloria busca; pero el que busca la gloria del que le envió, éste es verdadero, y no hay en él injusticia.” Juan 7:18

Vivimos tiempos donde la humildad es vista como debilidad y el orgullo se disfraza de confianza en uno mismo. Lo simple ha perdido todo su valor ante nuestros sentidos anestesiados por tantas luces y sonidos. Un manuscrito a lápiz en una hoja de papel, no impacta, y, si no impacta, nadie lo notará. Enfocarte es un reto porque todo viene envuelto y adornado, con colores llamativos y efectos y música… El culto al “yo” y al “mí” (quizás podríamos llamarlo yomi) es oficial y aceptado en la mayoría de culturas. Y para que yomi sobresalga en medio de la vorágine de imágenes y ruido, y capte la atención de sentidos adormecidos, necesito más, más color, más maquillaje, más efectos, más sonido…, todo por un “like.”

Pero Jesús nos enseña algo diferente. El vino a simplificar lo que hemos complicado. Nos dice que aprendamos de Él a ser humildes (Mateo 11:29), de modo que es posible. Cuando Jesús sanaba a un enfermo, le decía que no lo contara; cuando lo incitaban a algo decía “mi hora aún no ha llegado” y cuando Pedro quiso interferir con el doloroso plan de la Cruz, le dijo: “¡Quítate de delante de mí, Satanás!” (Marcos 8:33). Jesús subyugó Su voluntad a la de Dios durante toda su vida. Ni siquiera hablaba lo que no escuchaba del Padre (Juan 5:30, 6:38). Por eso su ánimo no dependía de Su popularidad y se mantenía ecuánime, centrado en Su propósito. Solo así pudo despojarse de ser Dios y convertirse en un carpintero; entrar a Jerusalén en un burrito cuando todos esperaban a un Mesías galopante; lavar los pies de Sus discípulos mientras el mundo esperaba que comandara rudos generales. El corazón humano es engañoso e inestable; por eso Jesús prefiere agradar al Padre, viviendo inmune a los vaivenes del hombre y dice: “Gloria de los hombres no recibo.” (Juan 5:41). Solo así pudo soportar tan grandes traiciones y continuar vencedor. ¿Y tú? ¿Vives en un sube y baja emocional tratando de obtener aprobación de otros? ¿Qué te parece hacer una pausa, y tomar un desvío hacia la aprobación de Dios?

“porque no es aprobado el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien Dios alaba.” 2 Corintios 10:18

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