Mejor que recibir
“En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.” Hechos 20:35
Esta enseñanza del Maestro es tan simple como poderosa. A pesar de que todos en el mundo gritan: “yo, yo, yo…”, Él no solo nos modeló como ser siempre generoso y dadivoso, sino que nos invita a imitarlo, porque nos conviene, porque es lo mejor para nosotros. Cada palabra de aliento que pronuncias; cada ayuda económica al necesitado; cada gesto de generosidad; cada vez que das, te asemejas más a Dios. De hecho, nunca nos parecemos más a Jesús que cuando damos porque Él es el dador por excelencia, tan increíblemente generoso que se dio a Si mismo, por ti y por mí, cuando aún estábamos en tinieblas y le rechazábamos…
Desafortunadamente hay algunos que creen que el mundo gira solo sobre ellos, y en lo oculto de sus corazones están convencidos de que con suficiente astucia pueden construir su felicidad sobre la desdicha de otro, pero eso es imposible. No puedes ser bienaventurado con tu nuevo cónyuge, construyendo tu nueva relación sobre el dolor y la humillación de la anterior. No puedes levantar una familia sobre los escombros de la que abandonaste. No puedes prosperar financieramente mientras robas, manipulas o extorsionas a alguien más; no puedes progresar realmente en tu carrera a través de la mentira, los conflictos ni la murmuración. A veces parece que es posible pero no lo es. Se dan casos, pero Dios no los bendice, aunque desde afuera lo puedan parecer. Cada semilla da fruto según su género. En palabras de Jesús: “¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?” (Mateo 7:16b). En palabras de Pablo: “…pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.” (Gálatas 6:7b). Da generosamente a otros, porque es mejor dar que recibir. Los generosos saben de lo que hablo: la satisfacción de ser un canal de riego, no agua estancada; un facilitador, no un obstructor; un motivador, no desalentador; un sembrador de trigo, no de cizaña. Sé generoso con tu tiempo, con tus palabras, con tus bienes, y serás prosperado para dar más: “…El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.” (2 Corintios 9:6b).
La bendición de Jehová es la que enriquece, Y no añade tristeza con ella.” Proverbios 10:22