Pecado, justicia y juicio – parte 2

“Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.” Jesús en Juan 16:8

En la entrega anterior, estudiamos las tres realidades de las que el Espíritu convence a la humanidad, persona a persona. Primero de que somos pecadores. Segundo que somos hechos justos únicamente por la sangre de Jesucristo en la Cruz, y por lo tanto somos aceptos, limpios, agradables a Él, a pesar de nuestros fracasos y bajezas. Y tercero, que el diablo ha sido juzgado y no tiene poder sobre nosotros. Ahora bien, ¿por qué tiene el Espíritu Santo que convencerte de estas tres cosas para que tengas una vida en victoria? Porque satanás, que es padre de toda mentira, está constantemente tratando de negar la Verdad. Por eso, cuando quieres arrepentirte, tratará de convencerte de que no es necesario. Te dirá que no tienes pecado, que la santidad es fanatismo, que eres el dueño de tu cuerpo, de tu dinero y de tu futuro, y puedes hacer con los tres lo que mejor te parezca. Te dirá que no necesitas a Dios ni a nadie porque el universo se formó a sí mismo y que todas las maravillas que ves, son casualidades. Y es tan bueno mintiendo que muchos se aliarán a él. Pero si le das espacio, el Espíritu Santo te mostrará la verdad, y la verdad te hará libre (Juan 8:32).

Luego, una vez que el Espíritu Santo te convence de que tienes errores, y te arrepientes y te reconcilias con Dios, el enemigo activa su plan B. Convencerte de que no eres justo. Te dirá que, aunque Jesucristo murió por ti en la cruz, eres un ser defectuoso, incompleto, que no eres digno de ser amada o amado. Te gritará tus defectos para distraerte de tus virtudes, hasta que escuches la amorosa e insistente voz del Espíritu Santo, y entonces descubras algo nuevo y maravilloso: Jesús murió por ti. Tu Padre celestial te ama independientemente de cómo te han tratado tus padres terrenales. Entiendes que Él se deleita en ti; que eres acepto, inocente, que a Dios le gusta tu presencia, que eres Su deleite. Por lo tanto, el enemigo activa su última y más vergonzosa opción: Tratar de asustarte, buscando desesperadamente hacerte creer que tiene poder y que, aunque Dios te proteja, él puede dañarte. Fantaseará que él es peligroso y que aún batalla contra Jesús, pero lucifer fue completamente vencido por Jesucristo en la Cruz del Calvario, donde fue despojado de toda autoridad y poder.

“y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.” Colosenses 2:15

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