Quizás tú eres la respuesta a tus oraciones – P3
“Aconteció que la misma noche le dijo Jehová: Toma un toro del hato de tu padre, el segundo toro de siete años, y derriba el altar de Baal que tu padre tiene, y corta también la imagen de Asera que está junto a él; y edifica altar a Jehová tu Dios en la cumbre de este peñasco en lugar conveniente; y tomando el segundo toro, sacrifícalo en holocausto con la madera de la imagen de Asera que habrás cortado.” Jueces 6:25-26
En la primera entrega vimos que Gedeón se convirtió en la respuesta a su propia oración, pero cuando el Ángel de Jehová le dijo: “Jehová está contigo varón esforzado y valiente” (Verso 12:b), Gedeón no pudo creerlo. Simplemente lo que veían sus ojos era muy diferente a lo que el Señor afirmaba. Dios te ve muy diferente, mucho mejor, más capaz y especial de lo que puedes creer. En la segunda entrega vimos como un toque de la Presencia de Dios cambió esa autoimagen y Gedeón llamó el altar que construyó “Dios de paz,” porque ahora, todavía en medio de las mismas circunstancias difíciles, Dios se le había revelado y le dio serenidad. Ahora veremos como Dios demanda algo más de Gedeón antes de poder levantarlo como guerrero poderoso: Derribar todos sus altares…
La definición de ídolo va mucho más allá de un objeto ante el cual nos inclinamos. Un ídolo es “cualquier cosa o persona que se interpone en nuestra relación con Dios.”[1] Vivimos en una cultura idólatra. Nuestro culto a algunas personas o relaciones, carrera profesional, posesiones, imagen y al entretenimiento, nos desvían de la soberanía de Dios en nuestras vidas. Decidimos en función de estas prioridades y no según las Escrituras, usando múltiples argumentos para justificarnos, pero Jesús dijo: “¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?” (Lucas 6:46). Esos altares pueden venir a través de lo más cercano como familia o amigos, pero el mensaje parafraseado es: “derriba esos altares, aunque sean de tu propio padre; y, con la madera derribada, enciende un verdadero sacrificio a Mí.” En otras palabras, que sea Yo lo primero en tu vida, antes que tu cónyuge, hijos, tus finanzas y amistades, carrera, sueños y posesiones. Que yo esté aún antes que tu propia reputación en los medios sociales. Dios quiere bendecir todas las áreas de tu vida, pero requiere se las entregues. Permítele iluminar cada área oculta de tu alma…
“Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén.” 1 Juan 5:21
[1] Definición del pastor Paul Dressen de la Iglesia Bautista Internacional de Costa Rica
eduardo ,muy buena la reflexion ,es verdad a veces idolatramos cosas ,llamese trabajo,estudios etc y no nos damos cuenta…DIOS TE BENDIGA MUY BUENA ENSEÑANZA
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