Quizás tú eres la respuesta a tus oraciones – P4
“Y Jehová dijo a| Gedeón: El pueblo que está contigo es mucho para que yo entregue a los madianitas en su mano, no sea que se alabe Israel contra mí, diciendo: Mi mano me ha salvado.” Jueces 7:2
Finalmente, Gedeón estaba listo para ser usado por Dios. La amplia barrera que existía entre cómo Gedeón se veía a sí mismo y como lo veía Dios, se había reducido notoriamente. Había tenido además una revelación del Dios de paz en medio de la guerra, aunque la amenaza permanecía. Posteriormente nuestro hombre hizo un poderoso acto espiritual: derribó los altares de su padre a otros ídolos. A partir de ahora, solo Dios guiaría. Y acá vemos que Dios, queriendo evitar que el pueblo de Israel se jactara otorgándose la victoria que Dios le daría, le dice algo como: “Tienes demasiada gente Gedeón. Vas a creer que se debe a tu poder,” y le ordena que regrese a los que tengan miedo, por lo cual, de 32 mil soldados, 22 mil desertaron (verso 3). ¡Así sería la amenaza! Ahora con los diez mil que le quedaban, Gedeón pudo comenzar a preocuparse, pero el Señor fue más allá. Solo los que bebieran de las aguas manteniéndose alerta, continuarían a la batalla. ¿Cuántos quedaron? ¡Trescientos! Si, trescientos soldados ante un ejército de muchas decenas de miles. Y creo que Dios pensó: “Bien, ahora si están parejos…” Por eso el refrán: “Uno con Dios es mayoría.”
A veces Dios nos quita todas las cuerdas a las que nos asimos, derriba los altares en que confiamos y nos pone en situaciones que, sin Él, no podremos superar. Es allí donde se prueba el corazón del creyente, donde se testea la fe. Cuando no hay salida, cuando nada hace sentido, cuando todo en nuestro ser quiere huir desesperadamente, pon atención a esa voz inaudible que te dice: “Permanece. No renuncies. Resiste.” Vuelve a la Verdad, a Jesucristo, a Su promesa eterna de que nunca te desamparará (Isaías 41:10). Cuando elijes perseverar, le estás diciendo a Jesucristo que Le crees. Cuando elijes resistir, agradas al Padre. Es en esos momentos cuando somos transformados. Y Dios nos muestra que Él tiene soluciones que nunca imaginamos, y que Sus soluciones, no son las nuestras (Isaías 55:8-9). Observa lo que hizo con la fe de Gedeón:
“Y los trescientos tocaban las trompetas; y Jehová puso la espada de cada uno contra su compañero en todo el campamento. Y el ejército huyó hasta Bet-sita, en dirección de Zerera, y hasta la frontera de Abel-mehola en Tabat.” 1 Juan 5:21