Pronto será tarde
“Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio,” Hebreos 9:27
Imagina al chofer que, al ser detenido por manejar al doble del límite de la velocidad en un área escolar, le dice al policía: “Póngame la multa que desee, pero sepa usted que seguiré manejando por esta misma calle y a esta misma velocidad porque yo manejo muy bien, siempre estoy en control y jamás voy a causar accidente alguno.” Y que luego que el policía lo detiene, va y le dice al juez en la corte: “Aunque vaya a alta velocidad yo estoy siempre atento y soy muy hábil manejando, por lo que sé que nunca voy a atropellar a ninguno de esos niños. Esa ley tenía sentido en el pasado, con los autos antiguos, pero ahora con los vehículos más modernos ya es una ley obsoleta y no la pienso obedecer.” ¿Qué pensarías? Por favor detén tu lectura unos segundos y reflexiona sobre lo que le dirías a este personaje.
Ahora bien, ¿no es eso lo que hacemos a diario con Dios? ¿No hemos sacado Sus instrucciones y consejos de nuestra vida? ¿Cuándo fue la última vez que realmente tomaste en cuenta Su opinión? ¿No dices: “yo hago con mi cuerpo lo que quiero” a pesar de que la Biblia enseña que Dios te creó y además que te compró con alto precio (la sangre de Jesús)? ¿Eres de los que piensan que todo lo que tienes te pertenece y te lo has ganado? ¿Acaso no se debate a diario en alguna ciudad si se puede exterminar o no una vida en el útero de su madre? ¿Quién nos hizo jueces sobre quién debe vivir o no? ¿No está prohibido en millares de escuelas el invocar a Dios violando flagrantemente la libertad de culto? ¿Cuándo fue la última vez que viste al presidente, a tu jefe o profesor pedirle a Dios guía y sabiduría para lograr sus objetivos? ¿Dónde se puede ver tu dependencia de Él? Vivimos como si nunca fuésemos a morir. Si bien pensar constantemente en la muerte no es un buen mecanismo de supervivencia terrenal, bien puede serlo de supervivencia eterna. Nuestra psique se resiste a pensar en nuestro final, pero te aseguro que, más temprano que tarde, ese final llegará. Es más, puede llegar hoy. Solo Dios cuenta nuestros días. Por eso Jesús mismo nos instruye: “Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.” (Mateo 24:42). Ponte a cuentas con Dios ahora. ¡Es urgente! Invoca sinceramente a Aquel a quien Dios envió: Jesucristo es su Nombre.
“He aquí, diste a mis días término corto, Y mi edad es como nada delante de ti; Ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive.” Salmos 39:5