¿Eres idólatra?

“De él se sirve luego el hombre para quemar, y toma de ellos para calentarse; enciende también el horno, y cuece panes; hace además un dios, y lo adora; fabrica un ídolo, y se arrodilla delante de él.” Isaías 44:15

El profeta, al igual que muchos otros escritores bíblicos, condena la insensatez de la idolatría. Una persona corta un árbol y usa una parte como leña para hacer fuego con el fin de calentarse y también cocinar panes, pero luego toma uno de los trozos sobrantes, le da cierta forma, lo pone delante de sí y se arrodilla, adorándole. En lo natural, idolatrar es venerar cualquier objeto que represente a un dios, lo cual ofende a Dios y limita Su acción en nuestras vidas. Dios no puede ser representado ni definido. En lo emocional, la idolatría es cualquier imagen mental, costumbre, idea o principio que rija nuestra vida antes que Dios, interponiéndose entre Él y nosotros. Sin embargo, existe una imagen que bien podríamos estar adorando diariamente, pero de una manera mucho más sutil: la nuestra.

Hay ciertos indicadores que nos pueden ayudar a detectar nuestros ídolos. Uno de ellos puede ser el dinero: ¿En qué lo gastas? ¿Le das primero Su parte a Dios y a Su Reino? ¿Inviertes en lo que las Escrituras instruyen o en lo que prohíben? ¿Eres de los que gastan lo que no tienen, para acumular objetos que no necesitan, con el único fin de impresionar a gente a quien ni siquiera le agradas?  Si es así, es muy posible que el dinero sea un ídolo en tu vida. No hay nada de malo con tener mucho dinero ni en las bendiciones económicas que este permite: educación, salud, propiedades, viajes, etc., el problema nace cuando éste se interpone entre Dios y tú; cuando te hace pecar en vez de ser bendecido, cuando no bendices a otros y lo retienes en vez de hacerlo circular… Jesús dijo que a quien más se le dé, más se le pedirá. Similarmente a la manera como opera el dinero cómo ídolo lo hacen mis logros. El desempeño se ha vuelto el centro de la vida de muchos. El éxito se mide por lo que has logrado en términos profesionales, académicos, deportivos o económicos, sin importar a costa de qué. Esto nos lleva a ignorar lo que Dios dice al respecto y pecados como el orgullo, la vanagloria, la altivez, la codicia y la soberbia. Por último, las redes sociales exacerban al ídolo de la reputación. Estamos tan afanados por nuestra imagen que invertimos horas de esfuerzo en escoger el selfie apropiado, en mostrarnos dichosos, prósperos, exitosos. Evalúa. ¿será el dinero, tus logros o tu reputación un ídolo en tu vida?

“Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén.” 1 Juan 5:21

1 comentario
  1. libradaantonia2919 dijo:

    Gracias por esas reflexiones !! Me encantaría que escribiera sobre el Bautismo en el Espíritu Santo! Gracias

    Me gusta

A %d blogueros les gusta esto: