Menospreció el oprobio

“puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.” Hebreos 12:2

Me impacta leer que Jesús menospreció el oprobio. El diccionario define oprobio como ‘deshonra o vergüenza pública.’ ¿De qué oprobio está Pablo hablando? De la cruz. Jesús fue crucificado desnudo, humillado, herido y vejado. Le escupieron, abofetearon, le dieron puñetazos con los ojos vendados y le arrancaron su barba. Después de un castigo brutal con el “flagellum taxillatum” que le desmenuzó la espalda y las costillas, también lo hicieron cargar su cruz. Sufrió una humillación que ni los criminales merecen, siendo Él santo y perfecto y sin haber hecho nunca ningún mal. Jesús no fue a esa cruz para ser un mártir sufrido ni para que lo recordemos en estatuas de nazareno ni colgándolo en cadenitas en el cuello. Él se dejó crucificar porque antes de ser encarnado hubo un “gozo puesto delante de Él.” El profeta Isaías lo llama “el fruto de la aflicción de su alma” que lo dejará satisfecho (Isaías 53:11). ¿Sabes que le produjo ese gozo? Todos los que seríamos salvos incluidos tú y yo. Jesús nos vio libres de toda nuestra vergüenza, y se sintió satisfecho; nos vio limpios y sin mancha, y dijo “vale la pena”; nos visualizó sin maldiciones, sanos y prósperos y dijo: “Si Padre, Yo lo haré. Pondré mi vida por ellos y la volveré a tomar, como me mandas. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.” (Juan 15:13)

Tú y yo somos el gozo puesto delante de Él. Tú y yo, tus ancestros y los míos, tu descendencia y la mía. Todos los que hemos creído y los que creerán. Ahora bien, aunque no lo puedas creer, Él también lo hubiera hecho solo por ti. ¿Qué harías por diez de tus hijos que no harías por uno solo de ellos? Como decía mi madre “el que tiene un hijo, tiene todos los hijos.” ¿Quieres causarle gozo y mayor satisfacción? Créele por todo lo que hizo. Agradece a diario Su sacrificio por ti y los tuyos, y comienza a vivir esa vida por la que Él murió. Él borró tu vergüenza, no permitas que nadie ose devolvértela. Sube tu estándar de santidad, de paz y de fe. Síguelo. Búscalo a diario. Que Su sacrificio valga la pena. Déjate transformar. Sé “barro en Sus manos.” Y además, ve y predícales a otros. Quienquiera que sea. No determines a quien hablarle y a quien no, nuestro amado Mesías también murió por ellos.

“Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos.” Isaías 53:11

1 comentario
  1. Ana Isabel dijo:

    Amén y amén!!!! 🙌

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