¿Eres bendito?
“¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí. Si fueres a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si tú a la derecha, yo iré a la izquierda.” Génesis 13:9
Abram le habla a su sobrino Lot. Ambos hombres se habían enriquecido y multiplicado grandemente, lo cual hacía que se les dificultara convivir. Abram sabiamente le propone separarse y le ofrece que escoja la tierra adonde quiere dirigirse e instalarse con su familia, siervos y rebaños, mientras que él, Abram, se iría en la dirección opuesta. A pesar de que Lot había sido muy bendecido a través de Abram, al ver la tierra del Jordán, llena de arroyos y tan verde que recordaba al jardín del Edén, prefirió ésta que parecía más conveniente. Abram no chistó ni se quejó. Simplemente lo abrazó y tomo el rumbo opuesto. ¿Te parece justo? Quizás no, pero lo que sucede es que la mente de Abram estaba renovada. No es por casualidad que se le llama el padre de la fe y el amigo de Dios. Él no se enfocaba en la bendición, sino que tenía una relación con Dios quien siempre lo bendecía. Él sabía que era su Dios el que lo sostenía, proveía y sustentaba. Él tenía una promesa de bendición, la cual no dependía de las circunstancias. No buscaba una bendición sino se sabía bendito. Sabía que adonde fuese, en las circunstancias que estuviese, la bendición de Jehová estaba en él y se manifestaría. Dios lo prosperaría y le daría bienestar en todo lugar y tiempo. ¡Qué paz!
Pero nosotros tendemos a caminar por vista, no por fe. Buscamos lo que nos conviene externamente en vez de convivir internamente con El que nos conviene. Dios, Jesús, el Espíritu Santo, es una persona. Un Ser con personalidad que nos hizo a Su imagen y semejanza. No es una fuerza ni un contestador de peticiones. No es una maquina que evalúa quien merece ser atendido y quien no. No funciona bajo fórmulas ni algoritmos. Él quiere relacionarse contigo, busca comunión contigo, ser tu amigo como con Abram. Quiere que le entregues tu corazón; que le creas y obedezcas. La bendición es solo una consecuencia natural de esa amistad. Jesús dice que, si buscamos primero Su reino, Él nos dará luego todas las cosas (Mateo 6:33), a las que llama “añadiduras,” es decir algo no esencial. Lo único esencial es Él. Como consecuencia de que Abram bendijo a Lot y no se peleó, Dios le dijo que levantara la vista y mirara al norte, sur, este y oeste. ¿Y qué le prometió?:
“Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre.” Génesis 13:14
Amén!!! 🙌
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