Lo que otros piensan de ti

“Con todo eso, aun de los gobernantes, muchos creyeron en él; pero a causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga. Porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios.” Juan 12:42-43

¿Qué está ocurriendo que personas adultas aceptan la presión de sus compañeros y terminan haciendo lo que no desean o lo que les desagrada? ¿Por qué vemos experimentados líderes del mundo corporativo actuando de una manera no ética por no poder resistir la presión por el logro? ¿Sabías que miembros del círculo cercano a Hitler, al momento de ser juzgados por las atrocidades cometidas, se defendieron alegando que ellos “simplemente seguían órdenes” y que eso los eximía de responsabilidad? ¿Cuándo nos acostumbramos a que los políticos nos mientan? ¿Qué ha pasado con la veracidad, la responsabilidad y el carácter? Hemos visto presidentes, estrellas del deporte y artistas famosos, ser acusados de abusos sexuales, pidiendo perdón en los medios como niños que no sabían lo que hacían. Defraudadores arrepentidos; líderes de corporaciones falsificando estados financieros para mantener su nivel de vida; jueces y legisladores que dicen creer en Dios aprobando leyes que contradicen lo que Dios ordena, por la presión. Traficantes de drogas y dictadores beatificados por el pueblo, rodeados de sumisa idolatría. ¿Cómo y cuándo nos acostumbramos a tanta mentira? ¿Por qué no defendemos nuestras convicciones?

Jesús nos da la clave. Nuestra necesidad de ser aceptados es gigantesca. Aunque estos gobernantes y líderes veían el poder de Dios en Jesús, les preocupaba más la reputación y el estatus que habían alcanzado. Sin darse cuenta sacrificaban lo eterno en favor de lo temporal; lo glorioso por lo banal. Vivimos bajo un espíritu de comparación donde nos alimentamos diariamente de lo que los otros digan de nosotros. Las opiniones se han hecho temibles y poderosas. El enemigo ha lesionado nuestros corazones caídos, y por eso nos afanamos y tratamos de mostrarle al mundo nuestro desempeño e importancia. Esa es la clave del éxito de las redes sociales En ella puedo presentar como si fuese impecable a mi más maravilloso producto: Yo. Jesús nos da la vacuna. Ser verdaderos. ¿Cómo? Anteponiendo la gloria de Dios a la de los hombres. Es tiempo de que tu ego y el mío mengüen, y Jesús, el único digno de gloria, crezca en nosotros:

“El que habla por su propia cuenta, su propia gloria busca; pero el que busca la gloria del que le envió, éste es verdadero, y no hay en él injusticia.” Juan 7:18

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