Fe irracional

“En las alturas abriré ríos, y fuentes en medio de los valles; abriré en el desierto estanques de aguas, y manantiales de aguas en la tierra seca.” Isaías 41:18

Dios está profetizando sobre Israel. La nación está en una difícil situación, pero Él anuncia que hará cosas inesperadas, ilógicas, sobrenaturales. Nadie espera que en el medio del desierto se abran estanques de aguas ni que manantiales de aguas nazcan en la tierra seca. Por eso nuestra fe choca con Su Palabra. ¿Cómo se puede entender, por ejemplo, que Abraham fuera a sacrificar a su propio hijo, quien era fruto de un milagro? La fe de Abraham era irracional. Él tenía una promesa y concluía que, si Dios le ordenaba matarlo, era porque luego lo regresaría a la vida. ¿Cómo? No tenía idea, pero confiaba en que Dios sí sabía lo que habría de hacer. Este hombre estaba “plenamente convencido de que [Dios] era también poderoso para hacer todo lo que había prometido” (Romanos 4:21). Por eso no dudó, sino que se “fortaleció en fe dando gloria a Dios.” (Verso 20). Cuando le damos gloria a Dios sin entender lo que está sucediendo; cuando descansamos en que “si Él lo dijo, Él lo hará”, a pesar de que todo lo que vemos con nuestros ojos naturales parece contradecir lo que esperamos, entonces nos fortalecemos en fe…

Pero ¿cómo darle gloria a Dios en medio de los retos? Necesitamos una fe doble, racional e irracional. Cuando pienso en cómo Dios me salvó y me ha sacado de tantos problemas; cuando recuerdo los milagros que Él ha hecho en mi y en muchos otros, a veces a través de mí; cuando pienso en los retos que tuve viviendo en diferentes países y cómo uno a uno fueron resueltos de la mejor manera gracias a Su amor y fidelidad, entonces racionalmente confío en Dios. Tenemos una historia juntos que me dice: “ya lo hice antes y lo volveré a hacer.” Esa es mi fe racional, con asidero histórico y estadístico. Pero también hay momentos en que nada hace sentido y donde todo parece indicar que Dios nos ha abandonado, pero por Su Palabra sabemos que Él está ahí, sin importar lo que sintamos. De repente, en medio de la gran tormenta con sus rayos y truenos, sentimos la convicción irracional de que Él tiene todo bajo control e intervendrá. Entendemos que Sus pensamientos son superiores y más altos que los nuestros, y que Él tiene conocimiento y recursos que nosotros no y, sobre todo, que Jesús nos ama como nadie. Esa es nuestra fe irracional, total certeza basada tan solo en que Él lo dijo:

 “para que vean y conozcan, y adviertan y entiendan todos, que la mano de Jehová hace esto, y que el Santo de Israel lo creó.” Isaías 41:20

1 comentario
  1. Marvelia dijo:

    Hermosa palabra! Way maker

    Sent from my iPad

    >

    Me gusta

A %d blogueros les gusta esto: